DESCALABRO ELECTRICO
Tema(s): En: Hoy 17 mar. 2003, p. A. 4Resumen: El 31 de diciembre pasado, las empresas eléctricas comercializadoras adeudaban más de US 467 millones a las empresas generadoras. De esta enorme cifra, Empresa la Eléctrica del Ecuador (EMELEC) debía US 286 millones, equivalentes al 61 por ciento, y el resto correspondía a las otras empresas de comercialización. Si se examina la situación de cada una de las comercializadoras, aparte de EMELEC que es la expresión más clara de la incuria y la corrupción, se encontrará que cada una de ellas, aunque en distinto grado, manejan alegre y desaprensiblemente sus obligaciones de suministrar energía eléctrica. Pérdidas negras (robos) que se toleran sin acción alguna, pérdidas técnicas por deficiencias en las instalaciones y falta de control, y despilfarro en gastos administrativos, junto a exagerados beneficios en la contratación colectiva con los trabajadores, son el denominador común. Y el Fondo de Solidaridad, que es el accionista mayoritario y en algunos casos único, tolera esta situación abusiva sin tomar ninguna acción efectiva.Tipo de ítem | Biblioteca actual | Signatura topográfica | Info Vol | Estado | Fecha de vencimiento | Código de barras | |
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BIBLIOTECA ECONÓMICA BCE - QUITO | Hoy. 17 mar. 2003, p. A. 4 | Disponible |
El 31 de diciembre pasado, las empresas eléctricas comercializadoras adeudaban más de US 467 millones a las empresas generadoras. De esta enorme cifra, Empresa la Eléctrica del Ecuador (EMELEC) debía US 286 millones, equivalentes al 61 por ciento, y el resto correspondía a las otras empresas de comercialización. Si se examina la situación de cada una de las comercializadoras, aparte de EMELEC que es la expresión más clara de la incuria y la corrupción, se encontrará que cada una de ellas, aunque en distinto grado, manejan alegre y desaprensiblemente sus obligaciones de suministrar energía eléctrica. Pérdidas negras (robos) que se toleran sin acción alguna, pérdidas técnicas por deficiencias en las instalaciones y falta de control, y despilfarro en gastos administrativos, junto a exagerados beneficios en la contratación colectiva con los trabajadores, son el denominador común. Y el Fondo de Solidaridad, que es el accionista mayoritario y en algunos casos único, tolera esta situación abusiva sin tomar ninguna acción efectiva.
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