¿OTRO INTENTO EN LA AGD?

La historia del Ecuador deberá recordar siempre con sorpresa la creación de la Agencia de Garantía de Depósitos (AGD) como uno de los momentos más nefastos de nuestra capacidad (o la de "algunos") para tomar decisiones descabelladas. ¿Cómo se puede pensar que un país le asegure a todos los depositantes que su dinero les será devuelto y que la sociedad en su conjunto (por medio del Gobierno) asume esa responsabilidad? No solo es una locura financiera, puesto que no existe una disponibilidad de recursos de esa magnitud, sino una acción inmoral: ¿cómo es posible que el conjunto de los ciudadanos tengan que asegurar a un grupo de sus miembros que su patrimonio está a salvo, cuando ellos se han equivocado en su decisión de inversión bancaria y deben asumir esa responsabilidad? ¡Peor aún cuando se trata de ciudadanos de ingresos medianos o altos!