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LAS CIFRAS LLORAN, GRITAN

By: Subject(s): In: El Comercio 3 mayo. 2000, p. A. 4Summary: Más del 55 por ciento de ecuatorianos son pobres; su número aumentó entre 1995 y 1998, 12 puntos porcentuales. Para 1999, el 70 por ciento de los menores de 18 años sobrevive en una situación de pobreza. La concentración del ingreso también es muy alta: en 1995, el 20 por ciento de la población de mayores ingresos recibía el 59 por ciento del ingreso nacional, el 10 por ciento más pobre ganaba 67 veces menos que el 10 por ciento más rico. Tales niveles de desigualdad hacen del Ecuador el país más inequitativo de América Latina, después de Brasil y Paraguay. A nivel de salarios, los ecuatorianos promedio ganan alrededor de 50 centavos de dólar la hora. En 1999, el salario mínimo real cayó en un 25 por ciento. Este monto es absolutamente insuficiente, no solo para sobrevivir sino para provocar una reactivación de la economía en el corto plazo. Junto a ello, solo el 20 por ciento de la población tiene seguridad social y el desempleo abierto llega al 17 por ciento. Las cifras en Ecuador lloran, gritan. La acción del Estado ha contribuido activamente a consolidar esta situación. El Estado ecuatoriano, más que un Estado nacional, parece una maquinaria organizada para precautelar privilegios y producir desigualdad. Pensemos solamente que el costo del salvataje bancario llegó al 24 por ciento del producto interno bruto, mientras que en 1999 el gasto total de educación y salud públicas fue tan solo de 3 por ciento y 2.2 por ciento del producto interno bruto, respectivamente. En 1999, el gasto social total decreció en un 23 por ciento, el de educación en un 21 por ciento y el de salud en un 15 por ciento.
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Analítica de Seriada Analítica de Seriada BIBLIOTECA ECONÓMICA BCE - QUITO RESUM-023975 (Browse shelf(Opens below)) El Comercio. 3 mayo. 2000, p. A. 4 Available

Más del 55 por ciento de ecuatorianos son pobres; su número aumentó entre 1995 y 1998, 12 puntos porcentuales. Para 1999, el 70 por ciento de los menores de 18 años sobrevive en una situación de pobreza. La concentración del ingreso también es muy alta: en 1995, el 20 por ciento de la población de mayores ingresos recibía el 59 por ciento del ingreso nacional, el 10 por ciento más pobre ganaba 67 veces menos que el 10 por ciento más rico. Tales niveles de desigualdad hacen del Ecuador el país más inequitativo de América Latina, después de Brasil y Paraguay. A nivel de salarios, los ecuatorianos promedio ganan alrededor de 50 centavos de dólar la hora. En 1999, el salario mínimo real cayó en un 25 por ciento. Este monto es absolutamente insuficiente, no solo para sobrevivir sino para provocar una reactivación de la economía en el corto plazo. Junto a ello, solo el 20 por ciento de la población tiene seguridad social y el desempleo abierto llega al 17 por ciento. Las cifras en Ecuador lloran, gritan. La acción del Estado ha contribuido activamente a consolidar esta situación. El Estado ecuatoriano, más que un Estado nacional, parece una maquinaria organizada para precautelar privilegios y producir desigualdad. Pensemos solamente que el costo del salvataje bancario llegó al 24 por ciento del producto interno bruto, mientras que en 1999 el gasto total de educación y salud públicas fue tan solo de 3 por ciento y 2.2 por ciento del producto interno bruto, respectivamente. En 1999, el gasto social total decreció en un 23 por ciento, el de educación en un 21 por ciento y el de salud en un 15 por ciento.

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