A VOLTEAR LA PAGINA

Peor no podíamos terminar el año. La crisis económica, medida a través del PIB, es la mayor del siglo. La angustia social, palpable por medio del desempleo creciente, es enorme. El desconcierto político, percibido a través de varios rumores conspirativos y de la acción de un gobierno ausente, es inocultable. El país requiere con urgencia más que otro gobierno, de otro rumbo. No podemos seguir en la misma senda y menos aún acelerar el paso hacia el abismo con pócimas milagrosas provenientes de la convertibilidad o la dolarización: destino previsible por la incapacidad reinante. Si realmente queremos voltear la página hay que superar el chantaje de las propuestas neoliberales, que nos amenazan con más caos si no las respetamos. Es más, un simple cambio de presidente sin cambiar de rumbo no serviría para nada.