HAY MOMENTOS PARA LA GRANDEZA

No hay antecedentes sobre una crisis de semejantes características y gravedad. Esto no sólo por la magnitud del problema económico actual sino por la falta de contribución para enfrentar una situación que amenaza llegar a extremos que hagan un daño irreparable a la economía y a la sociedad ecuatoriana. Se van sumando al desborde cambiario, igualmente fuera de todo precedente, el reiterado cierre de negocios, la amenaza de nuevos colapsos, el aumento del desempleo, el caos en la economía, las consecuencias de una disminución notoria del crédito externo, la dificultad para mantener el nivel de las exportaciones, el incremento de la cartera vencida en los bancos. El país está en plena recesión y frente a un costo social tan grave como impredecible. No hay duda, y muchas voces lo han advertido, de que en el país se están juntando todas las premisas de una explosión social. La responsabilidad de los líderes es prever, decidir y orientar.