EL TIPO DE PAIS QUE QUEREMOS

En teoría, la organización económica del Ecuador, por mandato constitucional, debe responder a los principios de eficiencia enmarcados en el sistema de economía de mercado. Pero en la realidad la extendida pobreza, que amenaza romper los precarios equilibrios sociales, reclama acciones inmediatas y concretas. Mientras el sector oficial alaba los resultados macroeconómicos (reducción del déficit fiscal al 2 por ciento del PIB, control de la inflación y récord de la RMI), el país está preocupado porque los beneficios no llegan al pueblo. Se atribuye e las fuerzas del mercado, al poder del dinero y a las argollas tecnocráticas, en ese orden, la responsabilidad del actual orden de cosas. Pero esto dista mucho de la realidad. La Asamblea Nacional debe redefinir el papel del Estado. Lamentablemente el actual Estado fue concebido de acuerdo a un modelo que fue desbordado por la realidad. El país rechaza por igual la estadolatría como la mercadolatría y quiere una sociedad justa y equitativa.