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Impuestos a bebidas lácteas enfrenta al sector lechero

Detalles de publicación: Guayaquil El Universo 2016Descripción: p. 5Tema(s): Recursos en línea: En: El Universo Año 95 No. 197 (30 mar. 2016)Resumen: Las bebidas lácteas con suero de leche están gravadas con el 12% del Impuesto al Valor Agregado (IVA), según consta en la circular del Servicio de Rentas Internas (SRI) del 9 de marzo pasado enviada a ese sector. “El suero de leche es el componente natural mayoritario de la leche cruda, es decir de la materia prima para elaborar los productos lácteos. La leche espontáneamente se separa en dos componentes: la cuajada, (caseína-grasa-azúcar) con que se elabora el queso y equivale al 10% y el suero de leche, que es el 90% restante”, explica Rafael Vizcarra, director del Centro de la Industria Láctea (CIL). El organismo ha rechazado la medida al considerar que ningún producto lácteo debe tener obstáculo impositivo ni de distribución para su acceso a la población. Más aún, refiere, cuando el sector viene afectado por una caída en el consumo (pasó de 20,12 litros por persona en el 2014 a 17,67 litros en 2015), lo que –dice– en parte se ha dado como efecto del etiquetado tipo semáforo.
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Las bebidas lácteas con suero de leche están gravadas con el 12% del Impuesto al Valor Agregado (IVA), según consta en la circular del Servicio de Rentas Internas (SRI) del 9 de marzo pasado enviada a ese sector. “El suero de leche es el componente natural mayoritario de la leche cruda, es decir de la materia prima para elaborar los productos lácteos. La leche espontáneamente se separa en dos componentes: la cuajada, (caseína-grasa-azúcar) con que se elabora el queso y equivale al 10% y el suero de leche, que es el 90% restante”, explica Rafael Vizcarra, director del Centro de la Industria Láctea (CIL). El organismo ha rechazado la medida al considerar que ningún producto lácteo debe tener obstáculo impositivo ni de distribución para su acceso a la población. Más aún, refiere, cuando el sector viene afectado por una caída en el consumo (pasó de 20,12 litros por persona en el 2014 a 17,67 litros en 2015), lo que –dice– en parte se ha dado como efecto del etiquetado tipo semáforo.

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