Imagen de Google Jackets

La difunta imaginación económica Juan Fernando Terán

Por: Detalles de publicación: Guayaquil El Telégrafo 2015Descripción: p. 13Tema(s): Recursos en línea: En: El Telégrafo N° 47.670 (1 nov. 2015)Resumen: En el debate con el Presidente, sobraron los políticos y faltaron economistas. Esta podría ser la conclusión lacónica para quien se niegue a aceptar que la discusión macroeconómica puede asimilarse a un coloquio entre aficionados que discurre increpando a los futbolistas por lo que podrían haber hecho pero no hicieron. El evento duró demasiado y no ofreció ninguna cátedra. De hecho, el rigor argumentativo estuvo ausente. Además de las confusiones elementales entre lo que es un ‘flujo’ y un ‘stock’, la relación entre ahorro, inversión, preferencia por la liquidez y suministro de dinero recibió un tratamiento paupérrimo. El recurrente cuestionamiento al gasto público impidió un diagnóstico exhaustivo de los factores estructurales adversos que inciden en las actividades productivas o en el funcionamiento de los mercados. No existió una caracterización adecuada de la coyuntura en ciernes. Los técnicos sin ideología hicieron ideología sin técnica. Interpretándolo con benevolencia, no obstante, el debate sí permitió apreciar las tácticas utilizables para persuadir a la ciudadanía de la necesidad de un “cambio de modelo”. En 2016, exista o no exista crisis, las elites en oposición intentarán magnificar cualquier acción u omisión del Gobierno Nacional para que la población clame por el retorno de los ‘auténticos economistas’ que ‘sí saben’ y ‘si pueden’ manejar con austeridad al país. Tampoco evidenciaron imaginación. A diferencia de otras disciplinas, la Economía aún conserva unas cuantas pretensiones positivistas que suelen atraer a sus practicantes con la vocación de poder prever el futuro para transformarlo.
Etiquetas de esta biblioteca: No hay etiquetas de esta biblioteca para este título. Ingresar para agregar etiquetas.
Valoración
    Valoración media: 0.0 (0 votos)
No hay ítems correspondientes a este registro

En el debate con el Presidente, sobraron los políticos y faltaron economistas. Esta podría ser la conclusión lacónica para quien se niegue a aceptar que la discusión macroeconómica puede asimilarse a un coloquio entre aficionados que discurre increpando a los futbolistas por lo que podrían haber hecho pero no hicieron. El evento duró demasiado y no ofreció ninguna cátedra. De hecho, el rigor argumentativo estuvo ausente. Además de las confusiones elementales entre lo que es un ‘flujo’ y un ‘stock’, la relación entre ahorro, inversión, preferencia por la liquidez y suministro de dinero recibió un tratamiento paupérrimo. El recurrente cuestionamiento al gasto público impidió un diagnóstico exhaustivo de los factores estructurales adversos que inciden en las actividades productivas o en el funcionamiento de los mercados. No existió una caracterización adecuada de la coyuntura en ciernes. Los técnicos sin ideología hicieron ideología sin técnica. Interpretándolo con benevolencia, no obstante, el debate sí permitió apreciar las tácticas utilizables para persuadir a la ciudadanía de la necesidad de un “cambio de modelo”. En 2016, exista o no exista crisis, las elites en oposición intentarán magnificar cualquier acción u omisión del Gobierno Nacional para que la población clame por el retorno de los ‘auténticos economistas’ que ‘sí saben’ y ‘si pueden’ manejar con austeridad al país. Tampoco evidenciaron imaginación. A diferencia de otras disciplinas, la Economía aún conserva unas cuantas pretensiones positivistas que suelen atraer a sus practicantes con la vocación de poder prever el futuro para transformarlo.

No hay comentarios en este titulo.

para colocar un comentario.