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Un banano sin amarras Alfredo Saltos Guale

Por: Detalles de publicación: Guayaquil El Universo 2015Descripción: p. 9Tema(s): Recursos en línea: En: El Universo Año 94, No. 198 (1 abr. 2015)Resumen: A pesar de su significativo crecimiento, el banano cedió el primer lugar en las exportaciones agrícolas del 2014, pero se dieron condiciones como para alcanzar niveles superiores, pues la oferta de algunos competidores se redujo, los mercados reaccionaron bien, revivieron las compras chinas y el mundo no cesó de consumirlo por sus excelentes cualidades y mejoramiento económico de la población para adquirirlo. En lo interno hubo una subida de la productividad, mayor cuidado en el manejo de las plantaciones, crecieron las producciones certificadas y orgánicas, que agregan valor, gracias al esfuerzo empresarial y a la conciencia social y ambiental de sus protagonistas. Se pudo vender más acrecentando el flujo de dólares, de no mediar innecesarios obstáculos burocráticos que atentaron a la fluidez y dinamismo de una logística que no admite interferencias, pero que incrementan costos y pérdida de volúmenes exportables. Pero se perciben vientos rectificadores, por la manifiesta apertura oficial hacia la modernización de la añeja, zurcida y obsoleta Ley Bananera, que libere volúmenes para las ventas spot, es decir, de acuerdo con el mercado, pues ahora son obligatorias solo colocaciones por contratos fijos, tanto para los cultivadores con sus exportadores como para los vendedores con sus clientes externos, cuando existen demandas temporales que satisfacen países donde no existe esa regulación. La Ley tuvo su justificación cuando el comercio nacional era controlado por muy pocas voluntades, ahora la democratización se cumple cuando ninguna compañía vende más del 10% del volumen total y de 44 que sumaban en 1990 ahora son 150, muchas exhiben la saludable doble condición de productor y exportador. Además, se prevé mantener la protección a los pequeños bananeros, con mayores beneficios que los actuales. El precio mínimo al agricultor se revisaría pragmáticamente, según las variaciones del mercado y las temporadas, cuidando la competitividad y proporción frente a los competidores, cuyo irrespeto conllevaría pena privativa de libertad de 1 a 3 años (art. 308. Agiotaje COIP). Estas y otras esperanzadoras reformas, que cubrirían todos los eslabones de la cadena, darán firmeza al liderazgo mundial del banano ecuatoriano, en homenaje a lo que representa al país como fuente inagotable de bienestar, no solo para unos miles que lo cultivan, sino para millones que lo tienen como su única fuente de subsistencia.
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A pesar de su significativo crecimiento, el banano cedió el primer lugar en las exportaciones agrícolas del 2014, pero se dieron condiciones como para alcanzar niveles superiores, pues la oferta de algunos competidores se redujo, los mercados reaccionaron bien, revivieron las compras chinas y el mundo no cesó de consumirlo por sus excelentes cualidades y mejoramiento económico de la población para adquirirlo. En lo interno hubo una subida de la productividad, mayor cuidado en el manejo de las plantaciones, crecieron las producciones certificadas y orgánicas, que agregan valor, gracias al esfuerzo empresarial y a la conciencia social y ambiental de sus protagonistas. Se pudo vender más acrecentando el flujo de dólares, de no mediar innecesarios obstáculos burocráticos que atentaron a la fluidez y dinamismo de una logística que no admite interferencias, pero que incrementan costos y pérdida de volúmenes exportables.
Pero se perciben vientos rectificadores, por la manifiesta apertura oficial hacia la modernización de la añeja, zurcida y obsoleta Ley Bananera, que libere volúmenes para las ventas spot, es decir, de acuerdo con el mercado, pues ahora son obligatorias solo colocaciones por contratos fijos, tanto para los cultivadores con sus exportadores como para los vendedores con sus clientes externos, cuando existen demandas temporales que satisfacen países donde no existe esa regulación. La Ley tuvo su justificación cuando el comercio nacional era controlado por muy pocas voluntades, ahora la democratización se cumple cuando ninguna compañía vende más del 10% del volumen total y de 44 que sumaban en 1990 ahora son 150, muchas exhiben la saludable doble condición de productor y exportador. Además, se prevé mantener la protección a los pequeños bananeros, con mayores beneficios que los actuales. El precio mínimo al agricultor se revisaría pragmáticamente, según las variaciones del mercado y las temporadas, cuidando la competitividad y proporción frente a los competidores, cuyo irrespeto conllevaría pena privativa de libertad de 1 a 3 años (art. 308. Agiotaje COIP). Estas y otras esperanzadoras reformas, que cubrirían todos los eslabones de la cadena, darán firmeza al liderazgo mundial del banano ecuatoriano, en homenaje a lo que representa al país como fuente inagotable de bienestar, no solo para unos miles que lo cultivan, sino para millones que lo tienen como su única fuente de subsistencia.

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