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EL PEOR ERROR DE LA ARGENTINA ES SU INOPERANCIA POLITICA

Por: Tema(s): En: Líderes 25 feb. 2002, p. 18Resumen: La actual crisis argentina se debe a un manejo político infame de su economía, pero también a que se ha continuado pidiendo préstamos para financiar un inmenso y creciente déficit fiscal. La convertibilidad se impuso para evitar la tendencia de financiar los gastos gubernamentales por medio de la impresión de billetes. Pero el sistema no eliminó la tendencia de los gobiernos locales y del gobierno central de gastar más de lo que obtienen por ingresos. El gasto gubernamental superó el 30 por ciento del PIB, y los déficit se cubrieron con los ingresos por privatizaciones. Una vez evaporados estos ingresos el gobierno financió la brecha presupuestaria con préstamos y la deuda alcanzó los US 150.000 millones con un déficit mayor al 4 por ciento del PIB. La culpa de los problemas argentinos no es de las políticas neoliberales, pues Argentina estuvo muy bien a partir de 1991; tampoco de la convertibilidad, porque la sobrevaloración del peso no fue la única detonante ya que las exportaciones apenas aportan el 10 por ciento al PIB y además aumentaron con la apreciación del dólar. Ni el FMI ni los Estados Unidos deben apoyar a las instituciones financieras tenedoras de malas deudas argentinas. Quizá Argentina deba recibir ayuda después, para instrumentar reformas que reduzcan gastos y mejoren la estructura impositiva, pero las acciones populistas del presidente Duhalde no son alentadoras.
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Analítica de Seriada Analítica de Seriada BIBLIOTECA ECONÓMICA BCE - QUITO Líderes. 25 feb. 2002, p. 18 Disponible

La actual crisis argentina se debe a un manejo político infame de su economía, pero también a que se ha continuado pidiendo préstamos para financiar un inmenso y creciente déficit fiscal. La convertibilidad se impuso para evitar la tendencia de financiar los gastos gubernamentales por medio de la impresión de billetes. Pero el sistema no eliminó la tendencia de los gobiernos locales y del gobierno central de gastar más de lo que obtienen por ingresos. El gasto gubernamental superó el 30 por ciento del PIB, y los déficit se cubrieron con los ingresos por privatizaciones. Una vez evaporados estos ingresos el gobierno financió la brecha presupuestaria con préstamos y la deuda alcanzó los US 150.000 millones con un déficit mayor al 4 por ciento del PIB. La culpa de los problemas argentinos no es de las políticas neoliberales, pues Argentina estuvo muy bien a partir de 1991; tampoco de la convertibilidad, porque la sobrevaloración del peso no fue la única detonante ya que las exportaciones apenas aportan el 10 por ciento al PIB y además aumentaron con la apreciación del dólar. Ni el FMI ni los Estados Unidos deben apoyar a las instituciones financieras tenedoras de malas deudas argentinas. Quizá Argentina deba recibir ayuda después, para instrumentar reformas que reduzcan gastos y mejoren la estructura impositiva, pero las acciones populistas del presidente Duhalde no son alentadoras.

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