EL CONSENSO DE CHINA

Con las reservas internacionales más altas del planeta, y con un crecimiento proyectado del 6,5 por ciento para este año, China comienza a aprovechar la crisis para ejercer su influencia. En este escenario, altos funcionarios del Gobierno chino han hecho públicos sus reparos con respecto al capitalismo occidental, al cual le echan la culpa de la crisis mundial. Es hora de retar la supremacía del dólar, dicen los funcionarios chinos, advirtiendo a otros países de los riesgos de mantener sus reservas en una sola moneda. Más aún, antes de la reunión del G-20 plantearon la idea de la emisión de una moneda universal que podría ser emitida por el FMI. De hecho, en la reunión del G-20, parte de las decisiones fueron en esa dirección al autorizar al FMI a que expanda la emisión de DEG para dotar de liquidez a la economía mundial. El famoso consenso de Washington, acuñado por el economista John Williamson hace 20 años, está dando paso a una amplia discusión entre académicos y expertos sobre cómo definir el consenso de China. Algunos mantienen que es un paquete de políticas sueltas en vez de un modelo definido. Pero otros mantienen que el nuevo consenso está ya amenazando con sustituir al viejo consenso. Para el efecto, China está aumentando su influencia financiera en el mundo y, por ende, su influencia en temas económicos. Recientemente, China ha aprobado préstamos con garantía de petróleo, llamada facilidad petrolera, en donde ha comprometido USD 49 000 millones. En su estrategia de expandir su influencia en diferentes regiones, en enero se unió al BID como donante y lidera la iniciativa de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático para crear un fondo regional para competir con el Banco de Desarrollo de Asia. Así mismo, como parte de las reformas al FMI, China incrementará sus aportaciones y peso en las decisiones del Comité Ejecutivo.