MAL CON EL FONDO, ¿PEOR SIN EL?

La revolución macroeconómica que tuvo lugar a partir de la década de 1970, significó una total reconsideración sobre el tema del consumo de la población de un país. Consumo que se lo calculaba en los presupuestos fiscales. Pero, después de dicha revolución, se incorporaron, para su cálculo, otros factores, como el de las "expectativas" que, hasta el más común de los mortales, se debe formar sobre sus ingresos futuros haciendo uso, de cualquier información disponible que llegara a sus manos. De todos los ciudadanos de un país, es el primer Mandatario, quien tiene la obligación de estar "informado" sobre las expectativas de ingresos permanentes y futuros del país que gobierna. Fluctuaciones que, en el caso de nuestro país, se han producido más allá de todo equilibrio previsible, con relación al PIB "real". De modo que, debemos convenir en que, aunque no nos guste la política de ajustes que impone el Fondo, si no fuera por este cuasi "Estado supranacional", los súbditos de la mayoría de los países del Tercer Mundo, estaríamos a merced del dispendioso "gasto" de los dineros públicos del gobernante de turno, y sin fiscalización internacional alguna!... Saludable sería, entonces, conocer cuáles las causas de los desajustes del PIB "real" durante la pasada administración.