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MIENTE, MIENTE, QUE ALGO QUEDA

Por: Tema(s): En: Hoy 17 sep. 2003, p. A. 4Resumen: Cargando la tinta con adjetivos alarmistas se difunden noticias sobre el incremento del Presupuesto del Estado, en especial de los salarios del sector público. El afán es achacar al 'ritmo brutal' de crecimiento del gasto fiscal la causa de la debacle. Detrás de estas afirmaciones se esconden diversos intereses. Unos defienden su dogma: en el Estado no está el problema, el Estado es el problema, dirán, al impulsar su desmantelamiento. Otros, angustiados por la dolarización, reclaman flexibilidad laboral y salarial -también en el sector público- para paliar la ausencia de política cambiaria. Incluso algunos arremeten contra el 'Estado vampiro' para acelerar las privatizaciones. Y no falta quien por simple culto a la ignorancia repite lo que oye. En suma, hay personas, como el ministro de Finanzas, que asumen como variable de ajuste los salarios para mantener el servicio de la deuda pública, que domina el Presupuesto de 2004 con un 36 por ciento. Valor que esconde la real intencionalidad. Pues si se aprueba la reforma tributaria planteada por el FMI, los US 100 millones que generaría irían al pago de la deuda externa; al igual que las ventas petroleras que superen los US 18 por barril. Además, el 70 por ciento de los ingresos por concepto de la exportación de crudo pesado, casi US 300 millones, están preasignados por ley para el mismo fin. De lo anterior se constata que para sostener el pago puntual de la deuda y la campaña en contra del Estado, nada mejor que aplicar el axioma del ministro de Propaganda nazi Joseph Goebbels: '¡Miente, miente, que algo queda!'.
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Cargando la tinta con adjetivos alarmistas se difunden noticias sobre el incremento del Presupuesto del Estado, en especial de los salarios del sector público. El afán es achacar al 'ritmo brutal' de crecimiento del gasto fiscal la causa de la debacle. Detrás de estas afirmaciones se esconden diversos intereses. Unos defienden su dogma: en el Estado no está el problema, el Estado es el problema, dirán, al impulsar su desmantelamiento. Otros, angustiados por la dolarización, reclaman flexibilidad laboral y salarial -también en el sector público- para paliar la ausencia de política cambiaria. Incluso algunos arremeten contra el 'Estado vampiro' para acelerar las privatizaciones. Y no falta quien por simple culto a la ignorancia repite lo que oye. En suma, hay personas, como el ministro de Finanzas, que asumen como variable de ajuste los salarios para mantener el servicio de la deuda pública, que domina el Presupuesto de 2004 con un 36 por ciento. Valor que esconde la real intencionalidad. Pues si se aprueba la reforma tributaria planteada por el FMI, los US 100 millones que generaría irían al pago de la deuda externa; al igual que las ventas petroleras que superen los US 18 por barril. Además, el 70 por ciento de los ingresos por concepto de la exportación de crudo pesado, casi US 300 millones, están preasignados por ley para el mismo fin. De lo anterior se constata que para sostener el pago puntual de la deuda y la campaña en contra del Estado, nada mejor que aplicar el axioma del ministro de Propaganda nazi Joseph Goebbels: '¡Miente, miente, que algo queda!'.

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