EMELEC

El manejo de este enmarañado tema de la Empresa Eléctrica del Ecuador (EMELEC), es también otro caso de encubierta corrupción, cometido a lo largo de los últimos años, mediante la complicidad de diversos gobiernos, que nunca han tenido la entereza de defender verdaderamente los intereses del Estado y terminar la prolongada controversia. Lo más grave es que los fondos que se han distraído no son fondos privados, sino que le pertenecen en gran medida al Estado ecuatoriano. Sostengo que los fondos de EMELEC, a pesar de ser una empresa privada, constituyen en buena parte fondos públicos, por corresponder a la energía suministrada y no pagada a Instituto Ecuatoriano de Electrificación (INECEL), al combustible no cancelado oportunamente a la Empresa Estatal Petróleos del Ecuador (PETROECUADOR), y por haber abusado durante tantos años de un subsidio inmoral, injusto y lesivo al resto de ecuatorianos, de una rentabilidad garantizada que nunca debió otorgarse, y que luego ha sido tergiversada y a su vez utilizada para fines perversos, como la de engañar y abusar de la fe pública, cual es el caso del Banco del Progreso.