EN UN MUNDO COMPETITIVO

Todos los países del mundo están comprometidos en mejorar su entorno social y económico, más aún al ser partícipes de este mercado globalizado, con sus perspectivas de inversión, de empleo y bienestar. Pero, no hay que olvidar que las permanentes turbulencias nos exigen una adaptación e innovación constante; muchas veces sin saber qué rumbo tomar. En este punto de nuestra existencia republicana, es imprescindible decidir qué camino tomar y para ello debemos preguntar: ¿Cuáles son nuestras opciones y alternativas? ¿Qué estrategias debemos seguir?, y ¿Cómo adaptar nuestros países a una mejor funcionalidad? Todo esto adquiere sentido cuando las ideas e innovaciones, provenientes de las distintas fuentes, se juntan para generar una idea prometedora que nos dé beneficios. A estas alturas, debemos determinar dónde se encuentran los principales cuellos de botella dentro de las organizaciones y quiénes son las personas o las entidades apropiadas que puedan ofrecer soluciones; debemos definir cuáles son los elementos clave que permiten que las ideas se puedan convertir en elementos reales y eficientes y que nos motiven adecuadamente para un beneficio integral que mejore la competitividad interna, como la externa. Todo este enfoque, sin duda, es un proceso que requiere tiempo para poder desarrollar los mecanismos adecuados que lo soporten y nos den la sostenibilidad, liderazgo y permanencia en algún punto del camino.