VUELVEN LOS SOFISMAS
Tema(s): En: El Comercio 2 mayo 2008, p. 4Resumen: En la vieja y sabia Grecia se incubaron pensadores que tuvieron la virtud, si ello cabe, de construir o deducir conclusiones sobre la base de premisas falsas. Ahí nacieron los sofismas que han servido de escudo para sostener tesis que en su apariencia lucen nítidas, casi convincentes, y que permiten justificar o explicar decisiones controversiales pero carentes de valor y alejadas de la verdad. En la economía, la discusión formal sobre la validez de los supuestos que sustentan una escuela de pensamiento ha topado este campo minado del razonamiento y en no pocas veces se ha podido comprobar la inutilidad de ciertas teorías. Por ahí camina la tarea diaria y por supuesto no es fácil ni se consigue lo que se busca sin sacrificio, y es en ese trance en el que florecen las dudas en donde encuentran tierra fértil los sofismas. Pero ahí también es necesario el debate abierto, colectivo, amplio para detectar las inconsistencias, las ideas o metas ocultas que se incuban en estos razonamientos que buscan un lenguaje complejo, difícil de entender como mecanismo de defensa en procura de impedir el descubrimiento de la tesis falsa. Y esto se ve en los artículos que propone la mayoría de la Asamblea para definir la organización económica de nuestro país. Los conceptos expuestos no definen el camino de la sociedad del futuro, solo ponen acentos en lo que se debe repartir y no en cómo producir bienestar. Ni siquiera hablan del respeto a la libertad y peor del apoyo a la iniciativa individual. Tienen miedo de mencionar el concepto mercado y con ello ponen un interrogante sobre el papel del Estado en la sociedad. Parten del sofisma de que el Estado dirige, controla y regula la economía. La vieja teoría de lucha de clases que obligaba a la existencia de un Estado dirimente ya no existe. Fracasó. La economía es producto de la relación equilibrada y respetuosa de trabajadores, empresarios y Estado. Sin preponderancia de ninguno. Hoy las partes son socios del desarrollo. No todo pasado es mejor.Tipo de ítem | Biblioteca actual | Signatura | Info Vol | Estado | Fecha de vencimiento | Código de barras | |
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Analítica de Seriada | BIBLIOTECA ECONÓMICA BCE - QUITO | El Comercio. 2 mayo 2008, p. 4 | Disponible |
En la vieja y sabia Grecia se incubaron pensadores que tuvieron la virtud, si ello cabe, de construir o deducir conclusiones sobre la base de premisas falsas. Ahí nacieron los sofismas que han servido de escudo para sostener tesis que en su apariencia lucen nítidas, casi convincentes, y que permiten justificar o explicar decisiones controversiales pero carentes de valor y alejadas de la verdad. En la economía, la discusión formal sobre la validez de los supuestos que sustentan una escuela de pensamiento ha topado este campo minado del razonamiento y en no pocas veces se ha podido comprobar la inutilidad de ciertas teorías. Por ahí camina la tarea diaria y por supuesto no es fácil ni se consigue lo que se busca sin sacrificio, y es en ese trance en el que florecen las dudas en donde encuentran tierra fértil los sofismas. Pero ahí también es necesario el debate abierto, colectivo, amplio para detectar las inconsistencias, las ideas o metas ocultas que se incuban en estos razonamientos que buscan un lenguaje complejo, difícil de entender como mecanismo de defensa en procura de impedir el descubrimiento de la tesis falsa. Y esto se ve en los artículos que propone la mayoría de la Asamblea para definir la organización económica de nuestro país. Los conceptos expuestos no definen el camino de la sociedad del futuro, solo ponen acentos en lo que se debe repartir y no en cómo producir bienestar. Ni siquiera hablan del respeto a la libertad y peor del apoyo a la iniciativa individual. Tienen miedo de mencionar el concepto mercado y con ello ponen un interrogante sobre el papel del Estado en la sociedad. Parten del sofisma de que el Estado dirige, controla y regula la economía. La vieja teoría de lucha de clases que obligaba a la existencia de un Estado dirimente ya no existe. Fracasó. La economía es producto de la relación equilibrada y respetuosa de trabajadores, empresarios y Estado. Sin preponderancia de ninguno. Hoy las partes son socios del desarrollo. No todo pasado es mejor.
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