EL DISPENDIO COLECTIVO

Han transcurrido dos años de la vigencia de la dolarización y la mayoría de la población ecuatoriana no ha procesado aún adecuadamente lo que realmente significa el manejo de la moneda norteamericana. Primero hubo un disparo y abuso de los precios que incluso superan, los mismos productos, en países altamente desarrollados (EE.UU.). Aquí se piensa solo en los precios y no en el volumen de ventas. Con facilidad se habla de un dólar, no menos. Los centavos casi no tienen valor. La medida de solución temporal de los grupos económicos es lograr del Estado el establecimiento de escudos arancelarios, pero estos también se eliminarán algún día y ¿allí qué va a pasar? La especulación y los intermediarios hacen un gran negocio. Ponen los precios que les da la gana y el consumidor que tiene posibilidades reniega pero paga y no busca alternativas. Evidentemente el problema no solo es del vendedor. También lleva gran parte el consumidor que simplemente no debe comprar o buscar las mejores ofertas para no complacer los abusos en una economía de libre mercado en la que en la práctica resulta muy difícil controlar los precios. En el Ecuador se gasta hoy los dólares con una facilidad similar a lo que hasta hace poco se hacía en Argentina, pero el mundo sabe lo que pasó en ese país. En el Ecuador no se entiende lo que realmente significa vivir en dolarización y la disciplina y la austeridad que obligan a su población. En lugar de tanto lloriqueo hay que ser austeros y disciplinados, trabajar intensamente para mejorar la calidad de los productos y volverse competitivos para pelear en el comercio mundial. Si no se lo hace desde hoy simplemente la situación será muy grave.