CAMBIA, TODO CAMBIA

Lo que en las décadas de los cincuenta y sesenta era un modelo de desarrollo que se estudiaba como caso de éxito, y que luego, en las décadas de los setenta y ochenta, era citado como un ejemplo de estabilidad y de un ordenado manejo macroeconómico, ha sido sancionado hoy por sus débiles indicadores macroeconómicos. Se trata de Japón, país que fue castigado por la calificadora Standard and Poors al haber reducido su calificación de riesgo de AA a AA-, argumentando que la economía japonesa ha acumulado un fuerte déficit fiscal y que la estructura productiva y de finanzas del Gobierno no permite prever que este desequilibrio pueda solucionarse en el corto plazo. Si bien la economía japonesa tiene un bajo nivel de desempleo, uno de los problemas de fondo es el bajo nivel de consumo de la población, que es el factor principal de crecimiento de las economías modernas. Los japoneses tienen una altísima propensión a ahorrar y una baja propensión a consumir: el 23 por ciento del producto anual de la economía se ahorra. Las economías desarrolladas atraviesan hoy serios problemas de sostenibilidad en el corto plazo, requieren hacer esfuerzos de ajuste muy serios par apoder reordenar sus economías y volver a crecer.