VOLVIO LA RECESION

América Latina otra vez se enfrenta al fantasma de una recesión, pero de distinta índole a la que ha experimentado a lo largo de su historia, con capítulos signados por los excesos y desaciertos de sus sectores público y privado, por su desmedida deuda y la imposibilidad de pagarla, por el efecto de contagio que la liberalización de las economías generó. La mayor parte de las economías latinoamericanas reducirá su crecimiento o se contraerá: Argentina (-1,6 por ciento), Uruguay (-0,4), Perú (0,2), México (0,5) y Brasil (1,5). De este grupo, Argentina ha sufrido el mayor impacto de la situación imperante. Antes del atentado, seguía la senda del decrecimiento motivada por la debilidad financiera que ha acarreado el aumento de su deuda externa. Pero a partir del ataque, las posibilidades de obtener asistencia especial se han reducido, lo que deja al país a su suerte si los organismos multinacionales de crédito deciden quitarle el financiamiento. Los casos brasileño y mexicano tienen que ver con la reducción de su demanda interna, el primero, y la alta dependencia respecto de EEUU, el segundo. Estos tres países representan en conjunto cerca del 70 por ciento del producto regional, y el debilitamiento de sus economías reduce el crecimiento de sus vecinos, y aumenta el riesgo regional por un posible efecto de contagio. Esto ha afectado al crecimiento previsto para otros países. Así, Ecuador, que originalmente se esperaba iba a crecer en torno al 5,5 por ciento, cerraría el año 2001 con una tasa de 4,5 y de 3 por ciento para 2002. Similar situación experimentarán Venezuela (3,2 y 2 por ciento para 2001 y 2002, respectivamente), Colombia (2,2 y 2,5) y Chile (3,2 y 3,5 por ciento). Empero, los cálculos cambiarán conforme se aclare o se enturbie el panorama de la llamada 'guerra contra el terrorismo'.