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HABLAR MENOS Y HACER MUCHO

Por: Tema(s): En: Expreso 19 dic. 2006, p. 4Resumen: Hacer declaraciones apresuradas, adoptar actitudes soberbias y vanidosas, anunciar acciones radicales en dependencia de gobierno y luego dar un alcance a sus palabras ante la realidad, como acaba de suceder con la amenaza de desaparecer al Banco Central, es mala política. Todo gobernante y especialmente quien como el economista Correa va a cargar con tan grandes responsabilidades apenas asuma el poder, debe tener presente la regla de oro del buen gobierno: Toda persona, especialmente el político y el gobernante, es esclavo de lo que dice, y dueño de su silencio. La impresión que se extiende cada vez más entre los amigos sinceros del economista Correa, los que sienten la necesidad de apoyar la transformación que debe hacer desde el poder, es que se está rodeando no de asesores, sino de adulones; no de aquellos que analizan y advierten, sino de los que aplauden. Si eso está aconteciendo, el Presidente electo debe tener cuidado, hacer análisis del equipo que lo rodea, depurarlo y así confiar en él y escuchar sus observaciones. Cuando esto suceda, seguramente cambiará en su favor el ambiente que se está cargando de recelos, atizados con entusiasmo por sus malquerientes que son muchos y poderosos. Es inconveniente asustar a los asustadizos y da materia para que se reactive constantemente la fábrica de rumores que es la gran arma de los vencidos. La regla de oro del buen gobierno aludida en líneas anteriores, se complementa con otra pragmática y sabia: hechos, no palabras.
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Analítica de Seriada Analítica de Seriada BIBLIOTECA ECONÓMICA BCE - QUITO Expreso. 19 dic. 2006, p. 4 Disponible

Hacer declaraciones apresuradas, adoptar actitudes soberbias y vanidosas, anunciar acciones radicales en dependencia de gobierno y luego dar un alcance a sus palabras ante la realidad, como acaba de suceder con la amenaza de desaparecer al Banco Central, es mala política. Todo gobernante y especialmente quien como el economista Correa va a cargar con tan grandes responsabilidades apenas asuma el poder, debe tener presente la regla de oro del buen gobierno: Toda persona, especialmente el político y el gobernante, es esclavo de lo que dice, y dueño de su silencio. La impresión que se extiende cada vez más entre los amigos sinceros del economista Correa, los que sienten la necesidad de apoyar la transformación que debe hacer desde el poder, es que se está rodeando no de asesores, sino de adulones; no de aquellos que analizan y advierten, sino de los que aplauden. Si eso está aconteciendo, el Presidente electo debe tener cuidado, hacer análisis del equipo que lo rodea, depurarlo y así confiar en él y escuchar sus observaciones. Cuando esto suceda, seguramente cambiará en su favor el ambiente que se está cargando de recelos, atizados con entusiasmo por sus malquerientes que son muchos y poderosos. Es inconveniente asustar a los asustadizos y da materia para que se reactive constantemente la fábrica de rumores que es la gran arma de los vencidos. La regla de oro del buen gobierno aludida en líneas anteriores, se complementa con otra pragmática y sabia: hechos, no palabras.

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