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LAS COSAS CLARAS

Por: Tema(s): En: El Comercio 31 ene. 2003, p. A.4Resumen: Desde la fundación del FMI, o a lo mejor antes, el oro del Banco Central del Ecuador (BCE) estaba depositado en el exterior por razones de seguridad y también porque su purificación se hace en sitios altamente especializados. En el caso de los dólares de la Reserva Monetaria Internacional (RMI), el Banco Central no tiene otra opción que colocarlos en los mercados internacionales para darles un rendimiento equilibrado con la seguridad que debe corresponder a estos activos. En los años de vida del BCE, las inversiones de la RMI siempre se recuperaron. El récord en este aspecto es estupendo. En estos tiempos de dolarización muchas cosas han cambiado, pero en este campo se mantienen las similitudes con la época del sucre. Ahora el Banco Central maneja unas reservas internacionales que tienen otro objetivo, pero están constituidas igualmente por oro y dólares. Exactamente igual actúan las instituciones financieras privadas al disponer parte de su liquidez en instrumentos internacionales de alta seguridad y rápida disponibilidad. Al actuar así protegen a sus depositantes, en especial porque el sistema ecuatoriano no tiene prestamista de última instancia y en caso de una necesidad inesperada no hay a donde recurrir que no sea a sus propias cuentas. Esto es común en todas las economías emergentes que tienen una alta participación del dólar en sus mercados, y a nadie se le ocurre decir que es fuga de capitales. Quienes creen que con pedir que se traiga ese dinero se van a impulsar las operaciones crediticias, que por cierto están abiertas y normales, parten de una premisa totalmente errada que es la de suponer que los bancos no aprendieron la lección de la crisis del 99 y no entienden su papel en la dolarización. La prudencia en su versión más ortodoxa es recomendable. Igual lo hacen los deudores responsables, que por cierto son la gran mayoría.
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Analítica de Seriada Analítica de Seriada BIBLIOTECA ECONÓMICA BCE - QUITO El Comercio. 31 ene. 2003, p. A.4 Disponible

Desde la fundación del FMI, o a lo mejor antes, el oro del Banco Central del Ecuador (BCE) estaba depositado en el exterior por razones de seguridad y también porque su purificación se hace en sitios altamente especializados. En el caso de los dólares de la Reserva Monetaria Internacional (RMI), el Banco Central no tiene otra opción que colocarlos en los mercados internacionales para darles un rendimiento equilibrado con la seguridad que debe corresponder a estos activos. En los años de vida del BCE, las inversiones de la RMI siempre se recuperaron. El récord en este aspecto es estupendo. En estos tiempos de dolarización muchas cosas han cambiado, pero en este campo se mantienen las similitudes con la época del sucre. Ahora el Banco Central maneja unas reservas internacionales que tienen otro objetivo, pero están constituidas igualmente por oro y dólares. Exactamente igual actúan las instituciones financieras privadas al disponer parte de su liquidez en instrumentos internacionales de alta seguridad y rápida disponibilidad. Al actuar así protegen a sus depositantes, en especial porque el sistema ecuatoriano no tiene prestamista de última instancia y en caso de una necesidad inesperada no hay a donde recurrir que no sea a sus propias cuentas. Esto es común en todas las economías emergentes que tienen una alta participación del dólar en sus mercados, y a nadie se le ocurre decir que es fuga de capitales. Quienes creen que con pedir que se traiga ese dinero se van a impulsar las operaciones crediticias, que por cierto están abiertas y normales, parten de una premisa totalmente errada que es la de suponer que los bancos no aprendieron la lección de la crisis del 99 y no entienden su papel en la dolarización. La prudencia en su versión más ortodoxa es recomendable. Igual lo hacen los deudores responsables, que por cierto son la gran mayoría.

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