LISTA LA CAMISA DE FUERZA
Tema(s): En: Hoy 20 nov. 1996, p. A.4Resumen: El presidente Abdalá Bucaram quiere dejar su huella en la historia. Y para hacerlo nada mejor que apostar alto, equiparando nuestra moneda con el dólar. Eso explica su sostenida decisión por la convertibilidad. De paso, con esta medida también bajaría la inflación: otra meta dura en la cabeza presidencial, en donde se ha enraízado aquella receta simplona que ve a la inflación únicamente como un fenómeno monetario. Para empezar, con la convertibilidad habríamos dado un paso cualitativamente superior en el camino de la apertura y liberalización de nuestra economía. Para que ésta funcione, es preciso que el Gobierno adopte una política fiscal de extrema austeridad, sujeta a una norma de oro: el Banco Central podrá emitir tanta moneda nacional como dólares tenga la Reserva Monetaria Internacional y nada más. Para asegurar un mayor ingreso de recursos externos que inflen la RMI, el régimen acelerará las privatizaciones, en particular vendiendo los bienes más atractivos: los teléfonos, la electricidad y el petróleo y con el producto de estas ventas, así como el incremento masivo de los precios y tarifas de los bienes y servicios públicos, pretende disminuir el peso del déficit fiscal: gran escollo para la convertibilidad. Las decisiones anteriores producirán un monto significativo de dinero para servir la deuda externa o recomprarla. Adicionalmente, en paraleo, el gobierno ampliará la desregulación laboral en términos de menor estabilidad y de flexibilidad salarial hacia arriba o hacia abajo. En este escenario, la suma de privatizaciones y desregulaciones actuará como una carta de presentación adicional para que Bucaram alcance la aceptación del Banco Mundial y del FMI.Tipo de ítem | Biblioteca actual | Signatura topográfica | Info Vol | Estado | Fecha de vencimiento | Código de barras | |
---|---|---|---|---|---|---|---|
Analítica de Seriada | BIBLIOTECA ECONÓMICA BCE - QUITO | RESUM-009277 (Navegar estantería(Abre debajo)) | Hoy. 20 nov. 1996, p. A.4 | Disponible |
El presidente Abdalá Bucaram quiere dejar su huella en la historia. Y para hacerlo nada mejor que apostar alto, equiparando nuestra moneda con el dólar. Eso explica su sostenida decisión por la convertibilidad. De paso, con esta medida también bajaría la inflación: otra meta dura en la cabeza presidencial, en donde se ha enraízado aquella receta simplona que ve a la inflación únicamente como un fenómeno monetario. Para empezar, con la convertibilidad habríamos dado un paso cualitativamente superior en el camino de la apertura y liberalización de nuestra economía. Para que ésta funcione, es preciso que el Gobierno adopte una política fiscal de extrema austeridad, sujeta a una norma de oro: el Banco Central podrá emitir tanta moneda nacional como dólares tenga la Reserva Monetaria Internacional y nada más. Para asegurar un mayor ingreso de recursos externos que inflen la RMI, el régimen acelerará las privatizaciones, en particular vendiendo los bienes más atractivos: los teléfonos, la electricidad y el petróleo y con el producto de estas ventas, así como el incremento masivo de los precios y tarifas de los bienes y servicios públicos, pretende disminuir el peso del déficit fiscal: gran escollo para la convertibilidad. Las decisiones anteriores producirán un monto significativo de dinero para servir la deuda externa o recomprarla. Adicionalmente, en paraleo, el gobierno ampliará la desregulación laboral en términos de menor estabilidad y de flexibilidad salarial hacia arriba o hacia abajo. En este escenario, la suma de privatizaciones y desregulaciones actuará como una carta de presentación adicional para que Bucaram alcance la aceptación del Banco Mundial y del FMI.
No hay comentarios en este titulo.