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LUCHA CONTRA LA POBREZA

Por: Tema(s): En: Hoy 27 jun. 2003, p. A.1Resumen: Un informe del Banco Mundial revela el aumento de la desigualdad y la pobreza en el Ecuador. El país presenta un cuadro de extrema desigualdad en la distribución de la riqueza: el 10 por ciento más rico de la población, con el 42 por ciento del PIB, gana 70 veces más que el 10 por ciento más pobre, con apenas el 0,6 por ciento del PIB. En el área rural, son más graves las señales de deterioro social: un tercio de la población se encuentra en una situación de pobreza extrema. En los últimos años, la dolarización ha favorecido, en mayor medida, a los sectores más ricos. Esta situación tiene que enfrentarse no solo con medidas asistencialistas sino enfrentando la desigualdad con políticas de redistribución del ingreso favoreciendo a la población más pobre. Es positivo que el gobierno formule una agenda de desarrollo humano y, sobre todo, que canalice recursos financieros para reducir la pobreza. Pero en este objetivo debe desterrar el mal hábito de pretender réditos políticos, que desnaturalizan los programas sociales.
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Analítica de Seriada Analítica de Seriada BIBLIOTECA ECONÓMICA BCE - QUITO Hoy. 27 jun. 2003, p. A.1 Disponible

Un informe del Banco Mundial revela el aumento de la desigualdad y la pobreza en el Ecuador. El país presenta un cuadro de extrema desigualdad en la distribución de la riqueza: el 10 por ciento más rico de la población, con el 42 por ciento del PIB, gana 70 veces más que el 10 por ciento más pobre, con apenas el 0,6 por ciento del PIB. En el área rural, son más graves las señales de deterioro social: un tercio de la población se encuentra en una situación de pobreza extrema. En los últimos años, la dolarización ha favorecido, en mayor medida, a los sectores más ricos. Esta situación tiene que enfrentarse no solo con medidas asistencialistas sino enfrentando la desigualdad con políticas de redistribución del ingreso favoreciendo a la población más pobre. Es positivo que el gobierno formule una agenda de desarrollo humano y, sobre todo, que canalice recursos financieros para reducir la pobreza. Pero en este objetivo debe desterrar el mal hábito de pretender réditos políticos, que desnaturalizan los programas sociales.

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