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LA SOLUCION DEL 1 POR CIENTO

Por: Tema(s): En: El Universo 14 mayo 2013, p. 7Resumen: Los debates económicos rara vez terminan con un knock-out técnico. Pero el gran debate estratégico de los últimos años entre keynesianos, que defienden sostener y, ciertamente, incrementar el gasto gubernamental en una depresión, y los partidarios de la austeridad, que demandan recortes de gasto inmediatos, se acerca a su fin, al menos en el terreno de las ideas. La agenda de austeridad parece mucho una simple expresión de las preferencias de la clase alta, envueltas en una fachada de rigor académico. Lo que el 1 por ciento superior quiere se convierte en lo que la ciencia económica dice que debemos hacer. Lo que es cierto, sin embargo, es que los años desde que recurrimos a la austeridad han sido desalentadores para los trabajadores pero no del todo malos para los ricos, quienes se han beneficiado de utilidades y precios accionarios más altos aun cuando persista el desempleo a largo plazo. El 1 por ciento quizá realmente no quiera una economía débil, pero les está yendo lo suficientemente bien para olvidar sus prejuicios. Y esto le hace a uno preguntarse cuál sería realmente la diferencia del colapso intelectual de la postura partidaria de la austeridad. En la medida en que tengamos una estrategia del 1 por ciento, por el 1 por ciento, para el 1 por ciento, ¿no simplemente veremos nuevas justificaciones para las mismas antiguas políticas? Espero que no; me gustaría creer que las ideas y la evidencia importan, al menos un poco.
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Analítica de Seriada Analítica de Seriada BIBLIOTECA ECONÓMICA BCE - QUITO El Universo. 14 mayo 2013, p. 7 Disponible

Los debates económicos rara vez terminan con un knock-out técnico. Pero el gran debate estratégico de los últimos años entre keynesianos, que defienden sostener y, ciertamente, incrementar el gasto gubernamental en una depresión, y los partidarios de la austeridad, que demandan recortes de gasto inmediatos, se acerca a su fin, al menos en el terreno de las ideas. La agenda de austeridad parece mucho una simple expresión de las preferencias de la clase alta, envueltas en una fachada de rigor académico. Lo que el 1 por ciento superior quiere se convierte en lo que la ciencia económica dice que debemos hacer. Lo que es cierto, sin embargo, es que los años desde que recurrimos a la austeridad han sido desalentadores para los trabajadores pero no del todo malos para los ricos, quienes se han beneficiado de utilidades y precios accionarios más altos aun cuando persista el desempleo a largo plazo. El 1 por ciento quizá realmente no quiera una economía débil, pero les está yendo lo suficientemente bien para olvidar sus prejuicios. Y esto le hace a uno preguntarse cuál sería realmente la diferencia del colapso intelectual de la postura partidaria de la austeridad. En la medida en que tengamos una estrategia del 1 por ciento, por el 1 por ciento, para el 1 por ciento, ¿no simplemente veremos nuevas justificaciones para las mismas antiguas políticas? Espero que no; me gustaría creer que las ideas y la evidencia importan, al menos un poco.

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