DESPUES DE 50 AÑOS, CON UNA SANA ENVIDIA

Alemania, en un solo proceso de renegociación, con el Acuerdo de Londres, suscrito el 27 de febrero de 1953, resolvió definitivamente los problemas de toda su deuda externa. Consiguió un descuento de entre 50 por ciento hasta 75 por ciento en su deuda, derivada de las dos guerras mundiales desatadas por la misma Alemania, pues incluso se anularon todos los intereses atrasados que no fueron capitalizados. Ecuador, en una de sus tantas renegociaciones, alcanzó en 2000 una reducción de un 30 por ciento de su deuda comercial con el canje de los Bonos Brady en Bonos Global (y que ya se perfilan como impagables); además de refinanciamientos parciales en siete inútiles acuerdos con el Club de París desde 1983; mientras que sus deudas con los organismos multilaterales de 'desarrollo', como el Banco Mundial, se mantienen intocadas, creciendo de año en año. Como para no olvidarse, Alemania durante la primera posguerra mundial, cuando la crisis de los años veinte -desatada por las exigencias de la deuda de reparaciones de guerra- paralizó su aparato productivo y provocó una de las más pavorosas hiperinflaciones y un masivo desempleo, nunca destinó más del 20 por ciento de sus exportaciones a dicho servicio... ¡Qué ironía! Mientras Ecuador, país que no ha invadido a ningún vecino, está atado a una rueda sin fin de refinanciaciones de sus deudas y de empobrecimiento continuado, Alemania en los Acuerdos de Londres encontró el punto de partida para su 'milagro económico'.