'Exportaciones de valor agregado' Gabriela Calderón de Burgos

La semana pasada expliqué que los empresarios son quienes descubren los productos y servicios en los cuales tenemos ventaja comparativa a nivel mundial y que los planes nacionales de desarrollo como el que viene intentando implementar el Gobierno son contraproducentes. Mencioné como ejemplos de esto al banano, los camarones y las flores. Algunos consideran que es absurdo comparar al banano con “exportaciones de valor agregado” como los autos, apreciación que implica una confusión acerca de lo que es el valor agregado. ¿Qué es el valor agregado? El economista peruano Iván Alonso lo define como “ la diferencia entre el valor de mercado de un producto (final o intermedio) y la suma de los valores de mercado del capital, el trabajo y los demás insumos utilizados en su elaboración”. Si entendemos esto, debería ser evidente que las exportaciones de materias primas, así como las de productos agrícolas y acuícolas, también agregan valor y parecería que lo agregan más que exportaciones más glamurosas –como las energías renovables, los automotores, etcétera– de las cuales están enamorados algunos expertos cercanos al poder. Los expertos del Gobierno no pueden conocer cuáles son las mejores oportunidades de negocios. Pretendiendo que sí pueden, están promoviendo –mediante restricciones a las importaciones y diversos subsidios– la producción de bienes en los cuales tenemos menor ventaja comparativa. Se destinan los recursos escasos de nuestra economía a producir cosas como zapatos y textiles, que los consumidores ecuatorianos podrían conseguir a precios mucho más bajos de otras latitudes como China y en cuya producción los ecuatorianos no tenemos ventaja comparativa. Esto equivale a destruir la riqueza que se genera a través del comercio.