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¿Por qué cambió? Mauricio Gándara

Por: Detalles de publicación: Guayaquil El Universo 2015Descripción: p. 8Tema(s): Recursos en línea: En: El Universo Año 94, No. 221 (24 abr. 2015)Resumen: Ahora, cuando el presidente Correa ha enfilado sus cañones contra el Seguro Social, me recuerdo su actitud cuando ministro de Economía, hace diez años, en el gobierno de Palacio, en relación con la propuesta de algunos legisladores de autorizar a los afiliados el retiro masivo de los fondos de reserva. Como yo era el ministro de Gobierno, participé de varias reuniones con diversos grupos sociales y, en ocasiones, las presidí, cuando el presidente no asistió. Rafael Correa y su viceministra, Magdalena Barreiro, sostuvieron con ardor la oposición del Gobierno a ese retiro masivo por el debilitamiento que ocasionaba a la estabilidad financiera del Instituto de Seguridad Social. El Congreso aprobó ese retiro de los fondos de reserva y conozco que el Instituto hizo malabares, en los primeros tiempos, para cumplir con el pago de pensiones. Pero ese asunto era pequeñito en comparación con lo de hoy, con la voluntad del presidente Correa y su Congreso de bolsillo, de dejar de pagarle al Seguro Social el 40 por ciento de la contribución del Estado. Lo que fue verdadero en los años cuarenta, lo es hoy día: sin ese aporte estatal, los jóvenes trabajadores actuales recibirán sus futuras pensiones jubilares reducidas en el porcentaje que el Estado deja de contribuir, y, probablemente, lo recibirán en bonos del Estado. La afirmación de “los” y “las” leales de que se retira el aporte del cuarenta por ciento, pero que el Estado garantiza el pago del ciento por ciento de las pensiones, es ridícula, porque lo que dejan de contribuir al presente, descapitaliza al Seguro, lo que nadie podrá compensar en el futuro. Si hubiese el deseo de encontrar una solución seria y realista que evite una crisis que podría ser todavía más dolorosa que la del feriado bancario de hace quince años, lo sensato es realizar un análisis actuarial general, independiente, del Seguro Social que determine si el seguro de pensiones puede funcionar en los niveles existentes hasta el presente sin el aporte estatal del 40%.
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Ahora, cuando el presidente Correa ha enfilado sus cañones contra el Seguro Social, me recuerdo su actitud cuando ministro de Economía, hace diez años, en el gobierno de Palacio, en relación con la propuesta de algunos legisladores de autorizar a los afiliados el retiro masivo de los fondos de reserva. Como yo era el ministro de Gobierno, participé de varias reuniones con diversos grupos sociales y, en ocasiones, las presidí, cuando el presidente no asistió. Rafael Correa y su viceministra, Magdalena Barreiro, sostuvieron con ardor la oposición del Gobierno a ese retiro masivo por el debilitamiento que ocasionaba a la estabilidad financiera del Instituto de Seguridad Social. El Congreso aprobó ese retiro de los fondos de reserva y conozco que el Instituto hizo malabares, en los primeros tiempos, para cumplir con el pago de pensiones. Pero ese asunto era pequeñito en comparación con lo de hoy, con la voluntad del presidente Correa y su Congreso de bolsillo, de dejar de pagarle al Seguro Social el 40 por ciento de la contribución del Estado. Lo que fue verdadero en los años cuarenta, lo es hoy día: sin ese aporte estatal, los jóvenes trabajadores actuales recibirán sus futuras pensiones jubilares reducidas en el porcentaje que el Estado deja de contribuir, y, probablemente, lo recibirán en bonos del Estado. La afirmación de “los” y “las” leales de que se retira el aporte del cuarenta por ciento, pero que el Estado garantiza el pago del ciento por ciento de las pensiones, es ridícula, porque lo que dejan de contribuir al presente, descapitaliza al Seguro, lo que nadie podrá compensar en el futuro. Si hubiese el deseo de encontrar una solución seria y realista que evite una crisis que podría ser todavía más dolorosa que la del feriado bancario de hace quince años, lo sensato es realizar un análisis actuarial general, independiente, del Seguro Social que determine si el seguro de pensiones puede funcionar en los niveles existentes hasta el presente sin el aporte estatal del 40%.

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