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EL ERROR GARRAFAL DE OBAMA EN EL BANCO MUNDIAL

Por: Tema(s): En: Hoy 8 abr. 2012, p. 8Resumen: Se suponía que la selección del sucesor de Robert Zoellick como presidente del Banco Mundial iba a dar inicio a una nueva era de competencia meritocrática abierta, poniendo fin a la tradición de que quien ocupara ese cargo fuera nombrado por los Estados Unidos. Es más, la propia designación de Zoellick fue considerada ampliamente "ilegítima" desde esa perspectiva. Pero el presidente de los EEUU, Barack Obama, desilusionó al mundo mucho más con su nominación de Jim Yong Kim para el puesto. Para empezar, a las claras se debería haber percibido que existía un candidato más destacable: Ngozi Okonjo-Iweala. Ella tenía credenciales dignas de admiración: títulos en Economía de Harvard y el MIT, experiencia ganada al trabajar en una amplia variedad de cuestiones de desarrollo como directora gerente del Banco Mundial y como ministra de Finanzas y de Relaciones Exteriores de Nigeria. Es más, Okonjo-Iweala es ingeniosa, elocuente y para nada endeble a la hora de hacer frente a argumentos mezquinos. Es una candidata ideal para dirigir el Banco Mundial. ¿Qué nos dice entonces la elección de Obama sobre la sinceridad de su retórica feminista? ¿Acaso traza la línea donde le conviene? De hecho, si Obama y sus asesores no pudieron tolerar a Okonjo-Iweala porque no es estadounidense, seguramente podrían haber nominado a una mujer estadounidense infinitamente superior a Kim para el puesto. Quizás Obama creyó que elegir a Kim, un coreano-estadounidense especialista en salud pública que hoy dirige el Dartmouth College, haría avanzar su agenda de seguridad inmediata en Seúl (adonde llegó inmediatamente después de haber anunciado la nominación), así como la agenda económica de los Estados Unidos a mediano plazo en el Asia. Pero uno bien puede preguntar: ¿lo que es bueno para los Estados Unidos es necesariamente bueno para el mundo?
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Se suponía que la selección del sucesor de Robert Zoellick como presidente del Banco Mundial iba a dar inicio a una nueva era de competencia meritocrática abierta, poniendo fin a la tradición de que quien ocupara ese cargo fuera nombrado por los Estados Unidos. Es más, la propia designación de Zoellick fue considerada ampliamente "ilegítima" desde esa perspectiva. Pero el presidente de los EEUU, Barack Obama, desilusionó al mundo mucho más con su nominación de Jim Yong Kim para el puesto. Para empezar, a las claras se debería haber percibido que existía un candidato más destacable: Ngozi Okonjo-Iweala. Ella tenía credenciales dignas de admiración: títulos en Economía de Harvard y el MIT, experiencia ganada al trabajar en una amplia variedad de cuestiones de desarrollo como directora gerente del Banco Mundial y como ministra de Finanzas y de Relaciones Exteriores de Nigeria. Es más, Okonjo-Iweala es ingeniosa, elocuente y para nada endeble a la hora de hacer frente a argumentos mezquinos. Es una candidata ideal para dirigir el Banco Mundial. ¿Qué nos dice entonces la elección de Obama sobre la sinceridad de su retórica feminista? ¿Acaso traza la línea donde le conviene? De hecho, si Obama y sus asesores no pudieron tolerar a Okonjo-Iweala porque no es estadounidense, seguramente podrían haber nominado a una mujer estadounidense infinitamente superior a Kim para el puesto. Quizás Obama creyó que elegir a Kim, un coreano-estadounidense especialista en salud pública que hoy dirige el Dartmouth College, haría avanzar su agenda de seguridad inmediata en Seúl (adonde llegó inmediatamente después de haber anunciado la nominación), así como la agenda económica de los Estados Unidos a mediano plazo en el Asia. Pero uno bien puede preguntar: ¿lo que es bueno para los Estados Unidos es necesariamente bueno para el mundo?

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