AUNQUE HA ESTADO AL MARGEN, EL BCE SE JUEGA SU CREDIBILIDAD EN LA CRISIS GRIEGA

El banco central europeo no ha sido uno de los protagonistas de los últimos esfuerzos de la Unión Europea por contener la crisis de la deuda, pero su credibilidad depende del éxito del plan. Jean-Claude Trichet, el presidente del BCE, ha insistido en que los gobiernos de la UE tomen la iniciativa en la respuesta a la crisis, a pesar de los vociferantes llamados a que la entidad asuma un mayor protagonismo al comprar directamente la deuda de algunos países en aprietos. Trichet rechazó tales planes la semana pasada, un factor que contribuyó al desplome de los mercados. Los gobiernos de la eurozona evaluaban a última hora del domingo la creación de un cuantioso fondo de estabilización financiado con los aportes de los países y del Fondo Monetario Internacional. Si el plan de la UE logra estabilizar los mercados, Trichet habrá tenido éxito en definir el papel del BCE a pesar de algunas fallas en materia de comunicación y de política. Si fracasa, el BCE será acusado de meter la pata, lo que lo podría exponerlo a una mayor influencia política.