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LA POPULARIDAD DE ANDRES VELASCO

Por: Tema(s): En: Dinero, Diario de Negocios 17 sep. 2009, p. 2Resumen: Andrés Velasco, el ministro de Finanzas de Chile, es hoy, en plena crisis económica mundial, uno de los ministros más populares en su país. Entonces, con el precio del cobre por los cielos, el Gobierno chileno recibía mucha plata y muchas presiones, de sindicatos de izquierda como de empresarios de derecha, para gastarla de inmediato. El ministro pensaba que era mejor no gastar todo, no crear un boom efímero y ahorrar para épocas de vacas flacas. Apoyado en instituciones sólidas y en reglas de prudencia fiscal, resistió a la tentación del populismo y del gasto fácil. Cuando llegó la crisis, Chile tenía ahorrada suficiente plata para financiar gasto público en infraestructura, esquemas de apoyo a los más pobres y al sistema financiero y enfrentar con calma la crisis sin destruir las finanzas públicas. Comparemos con el Ecuador: no ahorramos cuando el precio del petróleo estaba altísimo, eliminamos las reglas de prudencia fiscal preexistentes y la independencia que le quedaba al Banco Central y se toman decisiones esencialmente políticas. Aunque aquí, sin embargo, las ilusiones aún mantienen la popularidad
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Analítica de Seriada Analítica de Seriada BIBLIOTECA ECONÓMICA BCE - QUITO Dinero, Diario de Negocios. 17 sep. 2009, p. 2 Disponible

Andrés Velasco, el ministro de Finanzas de Chile, es hoy, en plena crisis económica mundial, uno de los ministros más populares en su país. Entonces, con el precio del cobre por los cielos, el Gobierno chileno recibía mucha plata y muchas presiones, de sindicatos de izquierda como de empresarios de derecha, para gastarla de inmediato. El ministro pensaba que era mejor no gastar todo, no crear un boom efímero y ahorrar para épocas de vacas flacas. Apoyado en instituciones sólidas y en reglas de prudencia fiscal, resistió a la tentación del populismo y del gasto fácil. Cuando llegó la crisis, Chile tenía ahorrada suficiente plata para financiar gasto público en infraestructura, esquemas de apoyo a los más pobres y al sistema financiero y enfrentar con calma la crisis sin destruir las finanzas públicas. Comparemos con el Ecuador: no ahorramos cuando el precio del petróleo estaba altísimo, eliminamos las reglas de prudencia fiscal preexistentes y la independencia que le quedaba al Banco Central y se toman decisiones esencialmente políticas. Aunque aquí, sin embargo, las ilusiones aún mantienen la popularidad

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