LA ASAMBLEA Y EL DOLAR

¿Importa poco la dolarización? La impresión es que muchos están persuadidos de las bondades evidentes del modelo, pese a las amenazas que se ciernen por su incompleta aplicación, por el neo-populismo socialista imperante y los peligros de las permanentes crisis políticas e inestabilidad institucional. Los candidatos, salvo excepciones, no parecen interesados en debatir un tema tan crucial. No se trata de que digan estoy o no con la dolarización, sino que sustenten las innumerables e innegables razones por las que el Ecuador no puede abandonarla. Recordemos que el presidente Correa, así diga ahora lo contrario, es un crítico radical de la dolarización. Es fácil colegir las prioridades que pesan para asignaciones presupuestarias en términos de un manejo fiscal expansivo que ya se nota en la economía, y que se traslada al consumidor a través del persistente aumento de precios que comienza a afectar al bolsillo popular al producirse un desequilibrio entre oferta y demanda. Si la Asamblea quiere redimir al pueblo del atraso y la ignorancia, el remedio no es el socialismo político sino la libertad económica debidamente regulada. Ese fue el camino del cual salieron de la crisis Chile, México, Perú y Brasil, mucho antes fue España, destrozada por la guerra civil, y luego las Alemanias, Japón, Corea del Sur, Taiwán, etc. El pobre no es pobre por culpa de los ricos sino por las equivocadas políticas de los gobiernos. Esa es la eterna monserga de extremistas de izquierda que siempre echan la culpa a otros, de los males que ellos ocasionan.