¿A CIEGAS?

Es legítimo que un Gobierno que se define a sí mismo como de izquierda, y que quiere manejar la economía en función de la revolución ciudadana, defina nuevos objetivos macroeconómicos. No obstante, resulta siempre saludable que esos objetivos se expresen en un conjunto de indicadores que permitan evaluar la eficiencia de la política económica para alcanzar las metas propuestas. No definir indicadores equivale a maniobrar un avión con todos sus instrumentos desconectados, sin saber, por lo tanto, en qué dirección se mueve la nave. Haría bien el Gobierno en presentar un plan macroeconómico con metas expresadas en indicadores. Eso permitiría a los ciudadanos -tan presentes en la retórica oficial- evaluar la política y saber si el país se encamina efectivamente hacia el fin de la larga noche neoliberal. Más que someter la economía a las mismas metas de los programas de ajuste estructural, lo que se le pide al Gobierno es un acto de responsabilidad y seriedad frente a la sociedad.