LA DEUDA DE LA COMISION

Cuando el Presidente de la República anunció que había conformado una comisión especial para que investigue el manejo de la deuda externa en las tres últimas décadas, la noticia fue recibida con cierto escepticismo. Se sabía que la tarea sería técnicamente difícil y que se requeriría de una gran decisión política para llevarla a cabo. El país no tiene tradición de conservar archivos públicos y cada gobierno se cree con derecho a borrar sus huellas para no comprometerse; pero además, los deudores y los acreedores son muy poderosos y la presión que ejercen para mantenerlo todo oculto es muy grande. Pero si se aceptó el desafío, era obligatorio que se le entregue al país un informe exhaustivo de lo que ocurrió en estas tres décadas con los miles de millones de dólares que se recibieron y pagaron. No cabría haber integrado una comisión, con generosos sueldos y comisiones, para concluir en lo que todos ya sabemos.