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RENEGOCIAR NO DEBARIA ASUSTAR

Por: Tema(s): En: Hoy 15 mar. 2006, p. A. 4Resumen: Cuántas veces, sin mayores aspavientos, se han renegociado los contratos entre las compañías petroleras y el Estado. La mayoría de los actuales contratos de participación fueron antes de prestación de servicios. Se los cambió porque entonces no dejaban réditos al Estado, porque a las petroleras les convenía y, sobre todo, porque había ministros solícitos a atender sus demandas. Ahora, tratar de superar el desequilibrio económico de dichos contratos, que afecta descaradamente al Estado, debería ser normal. Sin embargo, creer que las empresas aceptarían una renegociación amigable, sin presión alguna, sería ingenuo. Siendo la ley propuesta por el Ministerio de Economía una herramienta de peso para que pueda renegociar el débil Gobierno del doctor "Pa-lucio", a lo mejor no es suficiente. Reequilibrar el contrato no debería asustar a nadie. Es más, apegados a derecho, en principio, reconociendo que el Estado es el propietario del recurso natural, las empresas no deberían participar de las utilidades extraordinarias. No obstante, tratando de conseguir una relación armónica entre el Estado y los inversionistas se podría entregar un premio a las transnacionales, no mayor al 10 por ciento, para que se beneficien de las utilidades extraordinarias.
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Analítica de Seriada Analítica de Seriada BIBLIOTECA ECONÓMICA BCE - QUITO Hoy. 15 mar. 2006, p. A. 4 Disponible

Cuántas veces, sin mayores aspavientos, se han renegociado los contratos entre las compañías petroleras y el Estado. La mayoría de los actuales contratos de participación fueron antes de prestación de servicios. Se los cambió porque entonces no dejaban réditos al Estado, porque a las petroleras les convenía y, sobre todo, porque había ministros solícitos a atender sus demandas. Ahora, tratar de superar el desequilibrio económico de dichos contratos, que afecta descaradamente al Estado, debería ser normal. Sin embargo, creer que las empresas aceptarían una renegociación amigable, sin presión alguna, sería ingenuo. Siendo la ley propuesta por el Ministerio de Economía una herramienta de peso para que pueda renegociar el débil Gobierno del doctor "Pa-lucio", a lo mejor no es suficiente. Reequilibrar el contrato no debería asustar a nadie. Es más, apegados a derecho, en principio, reconociendo que el Estado es el propietario del recurso natural, las empresas no deberían participar de las utilidades extraordinarias. No obstante, tratando de conseguir una relación armónica entre el Estado y los inversionistas se podría entregar un premio a las transnacionales, no mayor al 10 por ciento, para que se beneficien de las utilidades extraordinarias.

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