AMAZONIA, LA PERIFERIA DE LA PERIFERIA
Tema(s): En: Hoy 24 ago. 2005, p. A. 4Resumen: Las protestas amazónicas remecen la sociedad. Las pérdidas por los destrozos provocados en las instalaciones petroleras, que redujeron temporalmente la actividad extractiva de crudo, se estiman en sumas desmesuradas. Los medios de comunicación alimentan la angustia. El nerviosismo se percibe incluso fuera del país. Aún en este contexto la indignación por los actos vandálicos es justificada. Sin tratar de minimizar la gravedad del momento, reconozcamos que se ve solo por el un ojo, mientras se cierra el otro. Las comunidades indígenas y los colonos han sufrido innumerables atropellos a sus derechos más elementales a nombre del desarrollo y bienestar de toda la población ecuatoriana, sin que se haya desplegado un grado de preocupación nacional similar al registrado por los recientes acontecimientos de violencia en la Amazonía. Desde hace más de 30 años, las actividades petroleras han atropellado la biodiversidad y el bienestar de la población (sin que el resto del Ecuador se desarrolle). La práctica gubernamental, sobre todo para favorecer a las transnacionales, como sucede con la OXY, ha sido la violación de leyes, el empleo de la fuerza, la corrupción y el permanente engaño a la población. Al tiempo que el Estado pierde participación en la renta petrolera, se diluye más y más su débil presencia en la región, cediendo terreno a las empresas petroleras privadas, que copan el tradicional espacio estatal, relacionándose directamente con las poblaciones amazónicas, asumiendo el papel de suministradores de todo tipo de servicios y de constructoras de obras públicas.Tipo de ítem | Biblioteca actual | Signatura | Info Vol | Estado | Fecha de vencimiento | Código de barras | |
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Analítica de Seriada | BIBLIOTECA ECONÓMICA BCE - QUITO | Hoy. 24 ago. 2005, p. A. 4 | Disponible |
Las protestas amazónicas remecen la sociedad. Las pérdidas por los destrozos provocados en las instalaciones petroleras, que redujeron temporalmente la actividad extractiva de crudo, se estiman en sumas desmesuradas. Los medios de comunicación alimentan la angustia. El nerviosismo se percibe incluso fuera del país. Aún en este contexto la indignación por los actos vandálicos es justificada. Sin tratar de minimizar la gravedad del momento, reconozcamos que se ve solo por el un ojo, mientras se cierra el otro. Las comunidades indígenas y los colonos han sufrido innumerables atropellos a sus derechos más elementales a nombre del desarrollo y bienestar de toda la población ecuatoriana, sin que se haya desplegado un grado de preocupación nacional similar al registrado por los recientes acontecimientos de violencia en la Amazonía. Desde hace más de 30 años, las actividades petroleras han atropellado la biodiversidad y el bienestar de la población (sin que el resto del Ecuador se desarrolle). La práctica gubernamental, sobre todo para favorecer a las transnacionales, como sucede con la OXY, ha sido la violación de leyes, el empleo de la fuerza, la corrupción y el permanente engaño a la población. Al tiempo que el Estado pierde participación en la renta petrolera, se diluye más y más su débil presencia en la región, cediendo terreno a las empresas petroleras privadas, que copan el tradicional espacio estatal, relacionándose directamente con las poblaciones amazónicas, asumiendo el papel de suministradores de todo tipo de servicios y de constructoras de obras públicas.
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