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EL IESS Y LA VORAGINE SUBJETIVA

Por: Tema(s): En: El Comercio 24 jun. 2004, p. A. 2Resumen: De cifras. Es mal negocio: el Ministro de Economía ha sido de los pocos que han alertado sobre el impacto de un alza inconsulta para el futuro del sistema. El debate se subjetivizó tanto, que un arreglo que significa 65 millones de dólares anuales parece una gota en el desierto. Para el reclamo de los jubilados hay razones de sobra. También las hay para condenar la falta de respuestas de la administración actual del IESS, pero no solo de ella. Cabe recordar, por ejemplo, la falta del reglamento de la Ley de Seguridad Social en cuya elaboración participan varias instituciones. O la ya vieja falta de voluntad política para zanjar la deuda del Estado. O la inoperancia para cobrar una multimillonaria y antiética deuda a 10000 empresas. Hoy es difícil medir el riesgo de que un tema tan global y complejo quede librado a la emotividad y al oportunismo. El país ha vivido más de una vez las consecuencias de las fluctuaciones desde la absoluta inacción al enardecimiento, y luego al chuchaqui. Pero aún parece muy temprano para retirarse del filo del precipicio.
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Analítica de Seriada Analítica de Seriada BIBLIOTECA ECONÓMICA BCE - QUITO El Comercio. 24 jun. 2004, p. A. 2 Disponible

De cifras. Es mal negocio: el Ministro de Economía ha sido de los pocos que han alertado sobre el impacto de un alza inconsulta para el futuro del sistema. El debate se subjetivizó tanto, que un arreglo que significa 65 millones de dólares anuales parece una gota en el desierto. Para el reclamo de los jubilados hay razones de sobra. También las hay para condenar la falta de respuestas de la administración actual del IESS, pero no solo de ella. Cabe recordar, por ejemplo, la falta del reglamento de la Ley de Seguridad Social en cuya elaboración participan varias instituciones. O la ya vieja falta de voluntad política para zanjar la deuda del Estado. O la inoperancia para cobrar una multimillonaria y antiética deuda a 10000 empresas. Hoy es difícil medir el riesgo de que un tema tan global y complejo quede librado a la emotividad y al oportunismo. El país ha vivido más de una vez las consecuencias de las fluctuaciones desde la absoluta inacción al enardecimiento, y luego al chuchaqui. Pero aún parece muy temprano para retirarse del filo del precipicio.

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