LA EDUCACION SUPERIOR Y EL TLC

No hay seriedad cuando la exclusión de ciertos sectores claves, como el sector de la educación superior, se hace tristemente notable. Y es que una de las cuestiones sustantivas, relacionada con las universidades, es aquella de seguir conceptuando a la educación superior como bien público o clasificarla simplemente como servicio, como mercancía. En lo que respecta a los intereses en juego en el sector educación superior debe recordarse que el comercio de servicios educativos mueve miles de millones de dólares. Solo el realizado entre los países miembros de la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo alcanzó una cifra superior a los 30.000 millones de dólares americanos. De modo que el tema no es únicamente ideológico, es, en mucho, económico. Obviamente, tratándose de educación también es político. Por supuesto, las acciones para desarrollar y fortalecer la educación superior doméstica tienen que ser tales. Más allá de los problemas derivados de su financiamiento el Ecuador los está haciendo. De modo que excluir a sus universidades de procesos como el TLC solo garantizará que se lo resista, profundizando una polarización que a nadie beneficie. Los actores universitarios cercanos al presidente Gutiérrez bien harían en hacérselo notar.