MERCADO, CUESTION DE REGLAS

Aunque parezca paradójico y, por cierto, contrario a algunas interpretaciones torcidas del liberalismo, el mercado es, fundamentalmente, cuestión de orden, de reglas, de certezas básicas y seguridades mínimas. Si hay algún enemigo del mercado, es la anarquía, es decir, la ausencia de normas y el imperio absoluto de la voluntad del poderoso. Si hay algún enemigo del mercado y del ejercicio legítimo de la iniciativa empresarial es el monopolio, es decir, el abusivo ejercicio de potestades de hecho, por quien desplaza al resto para reinar en soledad, sin posibilidad alguna de competidor. Al mercado monopólico, como al estado totalitario, le estorban los seres libres, ellos no necesitan ni de clientes que pueden elegir, ni de ciudadanos que puedan militar por su dignidad. Ambos necesitan siervos que se sometan y obedezcan. Con ellos se bastan.