EN ECUADOR 30 AÑOS NO ES NADA

Una y otra vez, se intenta apuntalar la economía con una mayor extracción de petróleo. No se ha aprendido del pasado. En lugar de buscar ingresos de exportaciones estables y diversificadas, sustentadas en el desarrollo del mercado interno y en el esfuerzo humano, en base a políticas económicas flexibles, lo que reforzaría la estabilidad económica y evitaría cambios abruptos en el sector externo; se confía en las exportaciones de petróleo, inestables por excelencia. La promocionada petrodolarización, a despecho de sus panegíricos, será un espejismo. La producción de crudo, a cargo de las empresas privadas, que sería transportada por el nuevo oleoducto (OCP), será menor a la estimada. Por tanto, si se mira más allá del entusiasmo petrolero inicial, el país seguirá pisando en terreno movedizo. Y si la petrodolarización es un avance hacia el pasado, solo faltaría programar la repetición del sainete con que se inició el auge petrolero hace treinta años, cuando -escoltado por un batallón de soldados, acompañados por una multitud enfervorizada con sus manos empapadas en petróleo- se transportó el primer barril de crudo al Templete de los Héroes.