UNA ARGENTINA SIN SALIDA

En las últimas décadas no es la primera ocasión que Argentina sufre una crisis social y económica de proporciones. Pero, a diferencia de las anteriores, la presente no ofrece opciones después de que el país ha experimentado, sin resultados todas las alternativas políticas y económicas inimaginables y ha dilapidado los recursos que le quedaban provenientes de la venta del patrimonio público. En el corto plazo luce imposible que el nuevo presidente Eduardo Duhalde encuentre una alternativa a la convertibilidad y a los problemas económicos tan complejos como el déficit fiscal, el estancamiento, el desempleo y la deuda, causantes de la hecatombe social de diciembre. En el caso de optar por la dolarización continuarán los problemas de competitividad que sufre la economía, así como sus consecuencias negativas en la producción y el empleo. A esto se suma un contexto internacional adverso, pues los organismos internacionales no parecen dispuestos a otorgar a Argentina la asistencia financiera que requiere. Sin embargo, el presidente justicialista dispondrá de ventajas que le ayudarán a aligerar la carga: una mayoría legislativa en el Congreso Nacional, el control de las poderosas organizaciones sindicales y la colaboración de los hasta ahora renuentes gobernadores provinciales.