EL DISCRETO ENCANTO DEL DOLAR

Gracias a la dolarización en Ecuador ha sido posible abatir la inflación, recuperar la estabilidad económica perdida y, con la ayuda de un atractivo precio del petróleo, reactivar el crecimiento, resultados positivos que han abierto los cauces del optimismo, en un país al que se le habían cerrado todas las puertas luego de cinco años de fracasos que sumieron en la pobreza a las dos terceras partes de los ecuatorianos. El billete verde no ha sido suficiente, en cambio, para resolver otros problemas económicos del Ecuador, comunes a casi todos los países latinoamericanos cualquiera sea su sistema monetario y su organización política. Sin finanzas públicas ordenadas que garanticen superávit presupuestarios cotidianos, actividades productivas internacionalmente competitivas y, además, sin un Estado capaz de preservar el interés público y promover la equidad social, no será posible un desarrollo de largo plazo que ofrezca a los ciudadanos empleos suficientes y bien remunerados.