Y NO ESTA RESUELTO

La revisión parcial de algunas medidas económicas, entre las que se destacan la suspensión del aumento mensual del precio del gas y de los combustibles, no solo que no resuelve el problema político sino que ahora lo complica, pues vuelve a abrir una situación fical más desequilibrada, que es incompatible con la estabilidad económica tan buscada, por lo cual sin duda alguna nos veremos en un futuro cercano enfrentando otro momento doloroso. El balance fiscal de todo este enredo actual, que ya nadie entiende, nos lleva a estimar que el impacto de la eliminación de los subsidios y el aumento de los impuestos podría llegar a US410 millones a los que debemos restar US190 millones por la reducción del impuesto a la renta, del 8 por ciento de los rendimientos financieros, y por el congelamiento de los precios del gas y los combustibles, quedando por lo tanto un saldo de US220 millones, que son insuficientes para cubrir el déficit arrastrado de 1996 y el de 1997 de US670 millones. En resumen, el nuevo déficit fiscal estimado para 1997 sería de US450 millones que representa el 2,3 por ciento del PIB, si aceptamos además que los US300 millones que el gobierno se endeudó a fines de 1996 para pagar sueldos y otros gastos no se incluyen en este cálculo, porque de otro modo significaría que el déficit llega a US750 millones, o al 3,7 por ciento del PIB. Lo que se puede concluir de todo el ajuste fiscal es que el peso total recayó en los estratos de menores recursos mientras simultáneamente se alivió los impuestos a las empresas y a las personas que tienen excedentes para ahorrar, con el agravante de que el problema no fue corregido. La política tributaria debe ser equitativa y repartir el peso en forma proporcional entre los distintos estratos del país y no justificarse, como lo han dicho algunos funcionarios públicos, en la conducta inmoral de ciertos sectores que no cumplen sus obligaciones con el país.