SOCIALIZANDO LAS PERDIDAS

Un país pobre como el Ecuador no puede darse siempre el lujo de auxiliar a los empresarios privados ineficientes cuando pierden en sus negocios. El caso del Banco Continental constituye una reincidencia del Estado, si ya en el pasado se sucretizó la deuda privada en dólares, que favoreció al que necesitaba y al que no precisaba de este auxilio. Hubo mucha gente que se enriqueció engañando al Banco Central mediante la presentación de deudas falsas. Este auxilio provocó la virtual quiebra del Banco Central, que corrió con toda la pérdida del riesgo cambiario, situación que tuvo que ser enfrentada por el Ministerio de Finanzas mediante la inyección de fondos nacionales. Se ha entregado US160 millones, cuando a conciencia se sabe que ese banco (El Continental) no vale tanto. Una publicación del Centro de Planificación de Estudios Sociales (CEPLAES) ha calculado que con US160 millones se podría: dar un litro de leche diario a un millón de niños ecuatorianos, subsidiar el 50 por ciento del costo de 32.000 viviendas, pagar un millón y medio de salarios mínimos vitales para programas de empleo emergente para los desempleados, o crear 125 mil nuevos empleos durante un año, regalar semilla mejorada para 32 mil hectáreas de los campesinos pobres, regalar semilla mejorada para 23 mil hectáreas de maíz durante 58 años. Se justificó este préstamo subordinado para no afectar a los clientes del Banco Continental y para no enfrentar un pánico financiero de todos el sistema. Habría que preguntarse si el Banco Central y demás instituciones no tienen las herramientas para enfrentar una situación que afectaba al 7 por ciento del sector financiero. Entonces estamos frente a una institución muy débil, a la cual le sacarán dinero de los ecuatorianos cuantas veces puedan los empresarios poderosos e ineficientes.