CONDONAR SOLO A LOS POBRES

El Banco Nacional de Fomento ha sido el paraíso de los tramposos, del cual han lucrado los grandes cacaos de este país. La Cámara de Agricultura de la segunda zona, con residencia en Guayaquil, no ha hecho sino presentar todos los años proyectos para que se les perdone las deudas, sean de los ricos, los medianos o los de escasos recursos, como si el Banco de Fomento fuera un tonel sin fondo. Ahora ocurre que el Congreso Nacional ha aprobado que se perdonen las deudas a casi todos los deudores, en una muestra de irresponsabilidad y demagogia, como si con ello van a ser reelectos los diputados. Al señalar el límite de S/. 35 millones de capital original para la condonación de obligaciones se está abriendo una ancha puerta para que, por ejemplo, quienes obtuvieron un préstamo de S/. 35 millones hace diez años, cuando el dólar equivalía a S/. 500 recibieron US70.000 que hoy significarían unos S/. 210 millones. A esto habría que agregar los intereses acumulados, normales y de mora, que se acumulan cuando se efectúan las frecuentes renovaciones. Con esta medida todos los deudores del BNF condonarían sus deudas y el fisco tendría que desembolsar unos S/. 300 mil millones para que no quiebre el Banco. También el Congreso Nacional, en un alarde de populismo barato, aprueba que la tasa de interés sea del 17.5 por ciento en los préstamos y las refinanciaciones del BNF. Se quiere volver a la época en que unos cuantos vivarachos obtenían préstamos a bajas tasas de interés y en lugar de sembrar o invertir en producción ponían en un banco privado a ganar intereses al 40 por ciento. Condonar sólo a los pobres debe ser el único principio que se aplique tanto en el Congreso como en el Gobierno. Aquellos pequeños agricultores que se debaten o pugnan por capitalizar sus negocios o aquellos pequeños industriales que han sido golpeados por el ajuste económico, deben ser auxiliados por el Estado. Estos dos segmentos en verdad sufren por la recesión económica y por las altas tasas de interés.