¡QUE LECHE LA DE HIPEROIL!

En el caso de Hiperoil es inconcebible que alguien pueda enriquecerse de esa manera especulando con derivados del petróleo, y es tarea de la Contraloría y de la justicia aclarar el asunto del sobreprecio, el concurso de apenas 3 horas y la supuesta emergencia que justificó la importación apresurada. Pero lo que se requiere con urgencia es revisar el marco jurídico que facilita este tipo de negocios, y aún más, la concepción misma de la política de comercialización de los derivados. Se necesita un cambio radical en este sistema de empresa privada. Hay que garantizar un adecuado servicio de los combustibles haciendo realidad la acción reguladora de la empresa estatal como otra oferente en el mercado; prohibir la libre importación de derivados; exigir que las comercializadoras construyan su propia infraestructura o paguen tarifas de mercado a PETROECUADOR para utilizar la suya; normar la instalación de nuevas gasolineras e impedir que se produzca concentración en pocas manos; y establecer una política de precios de hidrocarburos (y de la electricidad) con criterios energéticos, económicos, ecológicos y sociales.