QUE VASPARIDAD LO DE ECUATORIANA

Ecuatoriana de Aviación hace tres años tenía problemas, pero volaba. En ese entonces pudo haber sido privatizada de modo más inteligente y provechoso. Pero a los accionistas de SAETA no les conveníoa una rápida venta de la línea estatal. No se sabe hasta qué punto influyó la presencia del presidente de SAETA en el gobierno, pero lo cierto es que esa empresa se encumbró y Ecuatoriana enfrentó un proceso de demandas y crecientes deudas. Hace dos semanas se vendió el 50,1 por ciento de las acciones de la empresa estatal, cuyas rutas valen casi US200 millones, a una compañía que no brilla por su prestigio y que se ha visto envuelta en muchos problemas, y a un precio de apenas US10 millones, más un compromiso de inversiones de US20 millones. Este es un ejemplo de cómo no debe hacerse una privatización, y a lo mejor un caso de corrupción, al igual que el proyecto de ampliación del oleoducto. Estos casos podrían ser conocidos y sancionados si primero se combate al padre de todos ellos: el caso Dahik.