LO QUE CUENTA ES EL CAMBIO DE TIPO

Se ha mantenido que el punto de encuentro entre la reforma económica y la vigencia democrática es el establecimiento de un tipo de cambio sobrevaluado, y que este esquema sería el que ha facilitado los logros económicos y el que ha dado la viabilidad social necesaria para seguir con los ajustes liberalizadores y aperturistas. El tipo de cambio no es tan importante como parece, pues es sólo un factor más del proceso en marcha. Este proceso se basa en el tipo de cambio represado y en las altas tasas de interés. El primero garantiza el movimiento de capitales, ayuda a combatir la inflación y fomenta las importaciones, que están apoyadas en la desgravación arancelaria, todo lo que conduce a la desindustrialización. Las altas tasas atraen capitales y orientan las inversiones a áreas de alta rentabilidad. La meta es una reprimarización de las economías no desarrolladas al volver a las ventajas comparativas naturales aprovechando la alta renta diferencial que tienen las actividades primarias, minimizando la posibilidad de instaurar esquemas de largo plazo. Y en medio de este escenario se desmantela al Estado arguyendo su ineficiencia, y lo que se pretende es eliminar un Estado que pueda convertirse en eje de un proceso nacional de desarrollo.