Economia: cambio o entrega Leonardo Vicuña
Detalles de publicación: Guayaquil El Telégrafo 2015Descripción: p. 12Tema(s): Recursos en línea: En: El Telégrafo N° 47.673 (4 nov. 2015)Resumen: En el reciente debate sobre la política económica, quedaron claras las posiciones, la del cambio, de la Revolución Ciudadana (RC), que se ejecuta al margen del FMI, en un marco de soberanía y dignidad nacional, con visión productiva y redistributiva; y la otra, de los voceros del neoliberalismo, que prefieren ‘ahorrar’ y no ‘invertir’, tener reservas o ‘fondos’ y someterse a los organismos multilaterales; creando ambiente de ‘estabilidad’, para atraer la inversión extranjera y garantizarle maximice ganancias; en una palabra, volver a las viejas y mañosas prácticas de ‘ajustes’, paralizando o revertiendo toda reforma. Quedó en claro la posición de Rafael Correa, quien reafirmó que jamás se someterá al FMI y persistirá en sus políticas de ampliación de la infraestructura para beneficio de la producción y la vida de la gente, aun en las actuales duras condiciones de la economía (no crisis) provocadas por la baja del precio del petróleo, que para los otros no es causal y que ha provocado las medidas asumidas: salvaguardias, reducción presupuestaria, reajuste y focalización de subsidios, todo esto en el marco de la ‘camisa de fuerza’ de la dolarización. Los otros se lamentaron de la falta de ‘fondos de estabilización’, ‘exceso’ de inversión, y sin embargo demandaron medidas para atraer inversión extranjera, estableciendo incentivos, dándole ‘confianza’ a la banca. Se notó un trasfondo: la propuesta de ‘volver al pasado’ y entregarse a los círculos financieros internacionales, y a uno de sus representantes y tentáculo siniestro del poder mundial, el FMI. Algunas conclusiones. Frente a la situación provocada por la reducción de los ingresos petroleros, el Gobierno mantendrá la política económica soberana y rechaza las posiciones neoliberales para que el país vuelva a los tiempos de atracos, ‘sucretizaciones’, ‘salvatajes bancarios’, ‘paquetazos’, liberalización de la economía, apertura extrema, flexibilización laboral; pérdida de soberanía; en suma, que se someta a la banca corrupta y se lo vuelva a hipotecar.En el reciente debate sobre la política económica, quedaron claras las posiciones, la del cambio, de la Revolución Ciudadana (RC), que se ejecuta al margen del FMI, en un marco de soberanía y dignidad nacional, con visión productiva y redistributiva; y la otra, de los voceros del neoliberalismo, que prefieren ‘ahorrar’ y no ‘invertir’, tener reservas o ‘fondos’ y someterse a los organismos multilaterales; creando ambiente de ‘estabilidad’, para atraer la inversión extranjera y garantizarle maximice ganancias; en una palabra, volver a las viejas y mañosas prácticas de ‘ajustes’, paralizando o revertiendo toda reforma. Quedó en claro la posición de Rafael Correa, quien reafirmó que jamás se someterá al FMI y persistirá en sus políticas de ampliación de la infraestructura para beneficio de la producción y la vida de la gente, aun en las actuales duras condiciones de la economía (no crisis) provocadas por la baja del precio del petróleo, que para los otros no es causal y que ha provocado las medidas asumidas: salvaguardias, reducción presupuestaria, reajuste y focalización de subsidios, todo esto en el marco de la ‘camisa de fuerza’ de la dolarización. Los otros se lamentaron de la falta de ‘fondos de estabilización’, ‘exceso’ de inversión, y sin embargo demandaron medidas para atraer inversión extranjera, estableciendo incentivos, dándole ‘confianza’ a la banca. Se notó un trasfondo: la propuesta de ‘volver al pasado’ y entregarse a los círculos financieros internacionales, y a uno de sus representantes y tentáculo siniestro del poder mundial, el FMI. Algunas conclusiones. Frente a la situación provocada por la reducción de los ingresos petroleros, el Gobierno mantendrá la política económica soberana y rechaza las posiciones neoliberales para que el país vuelva a los tiempos de atracos, ‘sucretizaciones’, ‘salvatajes bancarios’, ‘paquetazos’, liberalización de la economía, apertura extrema, flexibilización laboral; pérdida de soberanía; en suma, que se someta a la banca corrupta y se lo vuelva a hipotecar.
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