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Ni seguro ni social Gabriela Calderón de Burgos

Por: Detalles de publicación: Guayaquil El Universo 2015Descripción: p. 8Tema(s): Recursos en línea: En: El Universo Año 94 N°151 ( 13 feb. 2015)Resumen: El Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social no tiene mucho de seguro ni de social. Debido a que históricamente ha sido una institución politizada, y esto se ha exacerbado en tiempos de revolución, el ahorro de los trabajadores ecuatorianos corre peligro a largo plazo y su atención médica suele consistir en esperas bárbaras por un diagnóstico y recetas incompletas. Por ende, no es muy seguro. Tampoco tiene mucho de social considerando las muy palpables corrupción e indolencia que históricamente han plagado al manejo colectivo de la salud y de la seguridad social. Se están discutiendo reformas parches como cobrarle al Estado su deuda pendiente con el IESS, o incluso más adelante aumentar los aportes de los trabajadores o reducir los incrementos anuales de las pensiones. El problema de fondo es que los trabajadores no son realmente dueños de sus ahorros y no tienen la libertad para elegir cómo se gestionan, ni la capacidad de exigir una verdadera rendición de cuentas de quienes los manejan. Son clientes cautivos de un monopolio estatal. Lamentablemente, estando las cosas así, solo quienes ganan por encima de cierto nivel pueden contratarse un plan privado de ahorro para su vejez y un plan privado de seguro de salud, escapando de esta forma de un sistema así de inseguro y antisocial.
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El Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social no tiene mucho de seguro ni de social. Debido a que históricamente ha sido una institución politizada, y esto se ha exacerbado en tiempos de revolución, el ahorro de los trabajadores ecuatorianos corre peligro a largo plazo y su atención médica suele consistir en esperas bárbaras por un diagnóstico y recetas incompletas. Por ende, no es muy seguro. Tampoco tiene mucho de social considerando las muy palpables corrupción e indolencia que históricamente han plagado al manejo colectivo de la salud y de la seguridad social. Se están discutiendo reformas parches como cobrarle al Estado su deuda pendiente con el IESS, o incluso más adelante aumentar los aportes de los trabajadores o reducir los incrementos anuales de las pensiones. El problema de fondo es que los trabajadores no son realmente dueños de sus ahorros y no tienen la libertad para elegir cómo se gestionan, ni la capacidad de exigir una verdadera rendición de cuentas de quienes los manejan. Son clientes cautivos de un monopolio estatal. Lamentablemente, estando las cosas así, solo quienes ganan por encima de cierto nivel pueden contratarse un plan privado de ahorro para su vejez y un plan privado de seguro de salud, escapando de esta forma de un sistema así de inseguro y antisocial.

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