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Navidad para ricos Gabriela Calderón de Burgos

Por: Detalles de publicación: Guayaquil El Universo 2015Descripción: p. 8Tema(s): Recursos en línea: En: El Universo Año 94 N°109 (2 ene. 2015)Resumen: Hace un año escribí un artículo titulado ‘¡Feliz Navidad!, a pesar de la aduana’, en el que explicaba que a los ecuatorianos nos cuestan más los regalos porque la aduana tiene el trabajo de impedir que ingrese riqueza al país. El consumidor se enriquece cuando consigue una “ganga” (dentro o fuera del país) y toda traba al comercio lo que hace es impedir ese enriquecimiento. Casi un año después de que se implementaran las restricciones a las importaciones hemos vivido una Navidad que parecía ser solo para ricos. Una amplia gama de productos importados que se estaban volviendo asequibles para una creciente porción de la población de repente se han vuelto muy costosos. Veamos solo unos ejemplos salientes de lo absurdamente caro que se ha vuelto hacer de Papá Noel en Ecuador. ¿Su hija le pidió la muñeca de la Princesa Sofía? En una de las principales jugueterías se vendía a $ 60,89, mientras que en Amazon.com se vendía a tan solo $ 20,99. ¿La Barbie en bicicleta con su hermanita menor? Se vendía a $ 50, mientras que en Amazon cuesta solo $ 23,95. ¿Una Minnie Mouse que gatea? Se vendía a $ 76,90 aquí, mientras que en Amazon cuesta solo $ 33,47. Pero esto es algo bueno nos dicen algunos, porque “así se fomenta la producción nacional”. Además, seguro las empresas nacionales de juguetes que aumentaron su producción considerablemente, a costa de la reducida competencia con la oferta extranjera, tuvieron una linda Navidad. Esta Navidad los ecuatorianos tuvimos menos opciones y pagamos más por estas. El objetivo del desarrollo no debería ser una balanza comercial interpretada como el marcador de un partido de fútbol, sino el progreso de los individuos. ¿Es progreso tener menor libertad para elegir y pagar precios artificialmente más altos?
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Hace un año escribí un artículo titulado ‘¡Feliz Navidad!, a pesar de la aduana’, en el que explicaba que a los ecuatorianos nos cuestan más los regalos porque la aduana tiene el trabajo de impedir que ingrese riqueza al país. El consumidor se enriquece cuando consigue una “ganga” (dentro o fuera del país) y toda traba al comercio lo que hace es impedir ese enriquecimiento. Casi un año después de que se implementaran las restricciones a las importaciones hemos vivido una Navidad que parecía ser solo para ricos. Una amplia gama de productos importados que se estaban volviendo asequibles para una creciente porción de la población de repente se han vuelto muy costosos. Veamos solo unos ejemplos salientes de lo absurdamente caro que se ha vuelto hacer de Papá Noel en Ecuador. ¿Su hija le pidió la muñeca de la Princesa Sofía? En una de las principales jugueterías se vendía a $ 60,89, mientras que en Amazon.com se vendía a tan solo $ 20,99. ¿La Barbie en bicicleta con su hermanita menor? Se vendía a $ 50, mientras que en Amazon cuesta solo $ 23,95. ¿Una Minnie Mouse que gatea? Se vendía a $ 76,90 aquí, mientras que en Amazon cuesta solo $ 33,47. Pero esto es algo bueno nos dicen algunos, porque “así se fomenta la producción nacional”. Además, seguro las empresas nacionales de juguetes que aumentaron su producción considerablemente, a costa de la reducida competencia con la oferta extranjera, tuvieron una linda Navidad. Esta Navidad los ecuatorianos tuvimos menos opciones y pagamos más por estas. El objetivo del desarrollo no debería ser una balanza comercial interpretada como el marcador de un partido de fútbol, sino el progreso de los individuos. ¿Es progreso tener menor libertad para elegir y pagar precios artificialmente más altos?

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